Comentario a Lucas 17-5-10
En los versículos inmediatamente anteriores (vv. 3-4), el Señor había invitado a la grandeza de corazón en el perdón de las ofensas. Los Apóstoles son conscientes de la dificultad de esas exigencias, por eso Cristo enseña que con fe en Dios no hay nada imposible (vv. 5-6).
Es claro que Jesús ni recomienda el trato abusivo del amo ni lo aprueba (vv. 7-10). Pero nos enseña que la virtud desplegada al cumplir sus mandatos despertará la admiración de los demás, y nos consolará interiormente. Pero entonces, en lugar de engreírnos, debemos considerar que cumplimos solamente el plan de Dios: «No te jactes por ser llamado hijo de Dios —reconoce la gracia, y no desconozcas tu naturaleza—, ni te engrías por haberle servido bien: es lo que tenías que hacer. El sol hace su oficio, la luna obedece y los ángeles cumplen su servicio. (...) No pretendamos ser alabados por nosotros mismos, no adelantemos el juicio de Dios (...), reservémoslo para su momento» (S. Ambrosio, Expositio Evangelii secundum Lucam, ad loc.).
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