14º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 10 ¡Alegraos con Jerusalén y regocijaos por ella cuantos la amáis; exultad de gozo con ella cuantos le hacíais duelo! 11 Pues os amamantaréis hasta saciaros del pecho de sus consuelos, beberéis hasta deleitaros de la ubre de su gloria. 12 Porque esto dice el Señor: «Mirad: Yo hago discurrir hacia ella, como un río, la paz, y, como un torrente desbordado, la gloria de las naciones. Mamaréis, seréis llevados en brazos, y acariciados sobre las rodillas. 13 Como alguien a quien su madre consuela, así Yo os consolaré, y en Jerusalén seréis consolados. 14 Lo veréis y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus siervos. El poema se encuadra en una metáfora sobre la maternidad de Sión. En una expresión audaz se presenta a Dios consolando a los suyos como una madre que amamanta a sus hijos (v. 11). Como ya se ha visto, es en la ...