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Mostrando las entradas etiquetadas como Jeremías

Bendito quien confía en el Señor (Jr 17,5-8)

6º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 5 Esto dice el Señor: «Maldito el varón que confía en el hombre y pone en la carne su apoyo, mientras su corazón se aparta del Señor. 6 Será como matojo de la estepa, que no verá venir la dicha, pues habita en terrenos resecos del desierto, en tierra salobre e inhóspita. 7 Bendito el varón que confía en el Señor, y el Señor es su confianza. 8 Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces a la corriente, no teme que llegue el calor, y sus hojas permanecerán lozanas, no se inquietará en año de sequía, ni dejará de dar frutos. Comentario a Jeremías 17,5-8 Con palabras muy parecidas a las del Salmo 1, el profeta ilustra la perdición a la que se ve arrastrado el hombre que confía en sí mismo, frente a la prosperida...

Profeta de las naciones (Jr 1,4-5.17-19)

4º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 4 La palabra del Señor se me dirigió diciendo: 5 —Antes de plasmarte en el seno materno, te conocí, antes de que salieras de las entrañas, te consagré, te puse como profeta de las naciones. 17 Y tú, te ceñirás la cintura, te levantarás, y les dirás todo cuanto te ordene. No les temas, no vaya a ser que Yo te haga temerles. 18 Yo te pongo hoy como ciudad fortificada, columna de hierro, y muralla de bronce sobre todo el país, frente a los reyes de Judá y a sus autoridades, a sus sacerdotes y al pueblo llano. 19 Te harán la guerra, pero no te podrán, porque estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—. Comentario a Jeremías 1,4-5 y 17-19 El relato de la vocación de Jeremías muestra en profundidad el misterio de toda llamada divina, acto eterno y gratu...

Judá será salvada y Jerusalén habitará en seguridad (Jr 33,14-16)

1º domingo de Adviento – C. 1ª lectura 14 Mirad que vienen días —oráculo del Señor—, en que cumpliré la buena promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. 15 En aquellos días y en aquel tiempo suscitaré a David un brote justo, que ejerza el derecho y la justicia en la tierra. 16 En aquellos días Judá será salvada y Jerusalén habitará en seguridad, y éste será el nombre con que la llamarán: “El Señor, nuestra Justicia”. Comentario a Jeremías 33,14-16 Estos versículos, que faltan en la versión de los Setenta y pueden haber sido añadidos posteriormente, recogen un conjunto de anuncios mesiánicos fundados en la inmutabilidad de la promesa del Señor. El Señor continuará la dinastía de David mediante uno de sus descendientes (vv. 15-16; cfr 23,5-6; 2 S 7,12-16)...

¡El Señor salva a su pueblo, al resto de Israel! (Jr 31,7-9)

30º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 7 Porque esto dice el Señor: «Lanzad gritos de alegría por Jacob, cantad himnos de gozo a la capital de las naciones. Anunciad, alabad y pregonad: “¡El Señor salva a su pueblo, al resto de Israel!” 8 Mirad que los traigo de la tierra del norte, de los confines de la tierra los reúno. Con ellos vienen ciegos y cojos, embarazadas y paridas juntas, una enorme comunidad vuelve acá. 9 Vendrán con llantos, los guiaré entre súplicas, los conduciré a corrientes de agua, por camino llano, sin tropiezo, porque Yo soy padre para Israel, y Efraím es mi primogénito. Comentario a Jeremías 31,7-9 Los oráculos contenidos en el capítulo 31 de Jeremías se centran en la promesa de que Israel volverá a revivir las experiencias de sus orígenes en el éxodo, cuando gozó ...

Os daré pastores (Jr 23,1-6)

16º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 1 ¡Ay de los pastores que pierden y dispersan las ovejas de mi majada! —oráculo del Señor—. 2 Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: «Vosotros habéis dispersado mis ovejas, las habéis ahuyentado, no habéis cuidado de ellas. Mirad que Yo mismo me ocuparé de castigar la maldad de vuestras obras —oráculo del Señor—. 3 Congregaré los restos de mis ovejas de todas las tierras adonde las expulsé, y las haré volver a sus pastos para que crezcan y se multipliquen. 4 Pondré sobre ellas pastores que las apacienten, para que no teman más, ni se espanten, ni falte ninguna —oráculo del Señor—. 5 Mirad que vienen días —oráculo del Señor—, en que suscitaré a David un bro...

La nueva alianza (Jr 31,31-34)

5º domingo de Cuaresma – B. 1ª lectura 31 Mirad que vienen días —oráculo del Señor— en que pactaré una nueva alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. 32 No será como la alianza que pacté con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque ellos rompieron mi alianza, aunque Yo fuera su señor —oráculo del Señor—. 33 Sino que ésta será la alianza que pactaré con la casa de Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: pondré mi Ley en su pecho y la escribiré en su corazón, y Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 34 Ya no tendrán que enseñar el uno a su prójimo y el otro a su hermano, diciendo: “Conoced al Señor”, pues todos ellos me conocerán, desde el menor al mayor —oráculo del Señor—, porque habré perdonado su culpa y no me acordaré más de su pecado Comentario a Jeremías 31,31-34 Las palabras de este oráculo son centrales en el mensaje de Jeremías y, sin duda, las más influyentes de este profeta en el Nuevo Testamento ...

¡Me sedujiste, Señor! (Jr 20,7-9)

22º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura 7 Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. He llegado a ser un hazmerreír todo el día, todo el mundo se burla de mí. 8 Cada vez que hablo tengo que gritar, he de pregonar: «¡Violencia, destrucción!». La palabra del Señor es para mí oprobio y escarnio cada día. 9 Yo me dije: «No me acordaré de Él, ni hablaré más en su Nombre». Pero es dentro de mí como fuego abrasador, encerrado en mis huesos; me esfuerzo por soportarlo, pero no puedo. Con estas palabras se inicia la última «confesión» de Jeremías (Jr 20,7-18), cargada de dramatismo, que es uno de los pasajes más impresionantes de la literatura profética. Pudo ser pronunciada hacia el 605- 604 a .C. cuando Jeremías sufrió la persecución del rey Yoyaquim. En ella aflora el duro combate interior entre la crisis que conmueve los fundamentos de la fe y la certeza de la vocación divina, cuando después de un arduo traba...

Las “confesiones” de Jeremías (Jr 20,10-13)

12º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura 10 Oigo las calumnias de la gente: «¡Terror alrededor! ¡Delatadle! ¡Delatémosle!». Todos mis conocidos aguardan mi tropiezo: «¡Ojalá se deje seducir, entonces podremos con él, y nos tomaremos venganza!». 11 Pero el Señor está conmigo como bravo guerrero, por eso, los que me persiguen caerán impotentes, sentirán gran vergüenza de no haber triunfado, oprobio perenne, inolvidable. 12 ¡Señor de los ejércitos, que escrutas al justo, que ves entrañas y corazón, que vea yo cómo te vengas de ellos, pues a ti presento mi causa! 13 Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida de un pobre de mano de los malvados. Estas palabras forman parte de quinta «confesión» de Jeremías. Están cargadas de dramatismo, y constituyen uno de los pasajes más impresionantes de la literatura profética. Pudo ser pronunciada hacia el 605-604 a.C. cuando Jeremías sufrió la persecución del rey Yoyaquim. En esa confesión,...

Echaron a Jeremías en un aljibe (Jr 38, 4-6.8-10)

20º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 4 Y dijeron los nobles al rey: —Este hombre [Jeremías] tiene que morir, porque, al decirles estas cosas, está desmoralizando a los combatientes que quedan en la ciudad y a toda la gente. Este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia. 5 El rey Sedecías respondió: —Ahí lo tenéis en vuestras manos, pues nada puede hacer el rey en contra vuestra. 6 Agarraron entonces a Jeremías y lo echaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, que está en el atrio de la guardia. Bajaron a Jeremías con cuerdas, pues en el aljibe no había agua sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo. 8 Salió Ébed-Mélec del palacio real y habló así al rey: 9 —Mi señor el rey, esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías metiéndolo en el aljibe. Allá abajo morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad. 10 El rey dio esta orden a Ébed-Mélec, el etíope: —Toma contigo treinta hombres de aquí y saca al prof...