Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como 1 Timoteo

Lealtad a la fe recibida (1 Tm 6,11-16)

26º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 11 Tú, hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la constancia y la mansedumbre. 12 Pelea el noble combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que has sido llamado y para la que hiciste solemne profesión en presencia de muchos testigos. 13 Te ordeno en la presencia de Dios, que da vida a todo, y de Cristo Jesús, que dio el solemne testimonio ante Poncio Pilato, 14 que conserves lo mandado, sin tacha ni culpa, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 15 manifestación que hará patente en el momento oportuno el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y el Señor de los señores; 16 el único que es inmortal, el que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él, el honor y el imperio eterno. Amén. La obligación de ser leales y atenerse a lo mandado, dando testimonio ante todos de la fe que se profesa, se urge en la presencia de Dios Padre ...

Dios quiere que todos los hombres se salven (1 Tm 2,1-8)

25º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 1 Te encarezco ante todo que se hagan súplicas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, 2 por los emperadores y todos los que ocupan altos cargos, para que pasemos una vida tranquila y serena con toda piedad y dignidad. 3 Todo ello es bueno y agradable ante Dios, nuestro Salvador, 4 que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. 5  Porque uno solo es Dios y uno solo también el mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre, 6 que se entregó a sí mismo en redención por todos. Éste es el testimonio dado a su debido tiempo. 7 Yo he sido constituido mensajero y apóstol de ese testimonio —digo la verdad, no miento—, doctor de los gentiles en la fe y en la verdad. 8 Por tanto, quiero que los hombres hagan oración en todo lugar, alzando sus manos inocentes, sin ira ni disensiones. Se ha de rezar por todos los hombres, no sólo por los amigos o bienhec...

Jesús vino a salvar a los pecadores (1Tm 1,12-17)

24º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 12 Doy gracias a aquel que me ha llenado de fortaleza, a Jesucristo nuestro Señor, porque me ha considerado digno de su confianza al conferirme el ministerio, 13 a mí, que antes era blasfemo, perseguidor e insolente. Pero alcancé misericordia porque actué por ignorancia cuando no tenía fe. 14 Y sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, junto con la fe y la caridad, en Cristo Jesús. 15 Podéis estar seguros y aceptar plenamente esta verdad: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y de ellos el primero soy yo. 16 Pero por eso he alcanzado misericordia, para que yo fuera el primero en quien Cristo Jesús mostrase toda su longanimidad, y sirviera de ejemplo a quienes van a creer en él para llegar a la vida eterna. 17 Al rey de los siglos, al inmortal, invisible y único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. El reconocimiento de las limitaciones personales o de la propia indignidad, no es ob...