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Mostrando entradas de junio, 2024

Talitha qumi. Niña, levántate (Mc 5,21-43)

13º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 21 Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar. 22 Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies 23 y le suplica con insistencia diciendo: —Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva. 24 Se fue con él, y le seguía la muchedumbre, que le apretujaba. 25 Y una mujer que tenía un flujo de sangre desde hacía doce años, 26 y que había sufrido mucho a manos de muchos médicos y se había gastado todos sus bienes sin aprovecharle de nada, sino que iba de mal en peor, 27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y le tocó el manto 28 —porque decía: «Con que toque su ropa, me curaré»—. 29 Y de repente se secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad. 30 Y al momento Jesús conoció en sí mismo la fuerza

Generosidad con los necesitados (2 Co 8,7-9.13-15)

13º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 7 Así como tenéis abundancia de todo —de fe, de palabra, de ciencia, de todo desvelo y de la caridad que os hemos comunicado—, sed también abundantes en esta gracia. 8 No lo digo como una orden, sino que, mediante el desvelo por otros, quiero probar también la autenticidad de vuestra caridad. 9 Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para que vosotros seáis ricos por su pobreza. 13 Pues no se trata de que para otros haya desahogo y para vosotros apuros, sino de que, según las normas de la igualdad, 14 vuestra abundancia remedie ahora su necesidad, para que la abundancia de ellos pueda remediar vuestra necesidad, a fin de que haya equidad, según está escrito: 15 El que mucho recogió no tuvo de más; y el que recogió poco no tuvo de menos. Comentario a 2 Corintios 8,7-15 Jesucristo es el ejemplo cumplido de desprendimiento y de generosidad (v. 9). «Si no podéis entender que

Por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo (Sb 1,13-15; 2,23-24)

13º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 13 Dios no hizo la muerte, ni se goza con la pérdida de los vivientes. 14 Sino que creó todas las cosas para que existieran: las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno mortífero, ni el mundo del Hades reina sobre la tierra: 15 porque la justicia es inmortal. 2,23 Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad y lo hizo a imagen de su propia eternidad. 24 Mas por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que son de su bando. Comentario a Sabiduría 1,13 - 2,24 La afirmación central es que Dios no es autor de la muerte, sino que la muerte vino como consecuencia del pecado. Desde esta convicción el autor inspirado ve la muerte física como símbolo de la muerte espiritual, la verdadera muerte, que consiste en la separación definitiva de Dios (cfr 3,1-9). Estas palabras se aclaran a la luz de 2,23-24 y desde ellas San Pablo interpreta la muerte como consecuencia del pe

Hasta el viento y el mar le obedecen (Mc 4,35-40)

12º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 35 Aquel día, llegada la tarde, les dice: —Crucemos a la otra orilla. 36 Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba. Y le acompañaban otras barcas. 37 Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, hasta el punto de que la barca ya se inundaba. 38 Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces le despiertan, y le dicen: —Maestro, ¿no te importa que perezcamos? 39 Y, puesto en pie, increpó al viento y dijo al mar: —¡Calla, enmudece! Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma. 40 Entonces les dijo: —¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe? Comentario a Marcos 4,35-40 El mar, en muchos lugares de la Biblia, representa el lugar de las fuerzas maléficas que sólo Dios puede dominar (cfr. Sal 65,8; 93,4; 107,23-30). Al someterlo con el imperio de su voz como quien domina a los demonios (v. 39; cfr. 1,25), Jesús se presenta con el poder de Dios

Lo viejo pasó, ya ha llegado lo nuevo (2 Co 5,14-17)

12º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 14 Porque el amor de Cristo nos urge, persuadidos de que si uno murió por todos, en consecuencia todos murieron. 15 Y murió por todos a fin de que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 De manera que desde ahora no conocemos a nadie según la carne; y si conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no le conocemos así. 17 Por tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva criatura: lo viejo pasó, ya ha llegado lo nuevo. Comentario a 2 Corintios 5,14-17 San Pablo ofrece aquí un apretado resumen del contenido de la Redención: Dios ha reconciliado a los hombres con Él por medio de Jesucristo, que cargó sobre sí nuestros pecados y murió por todos los hombres. «Todo lo que el Hijo de Dios obró y enseñó para la reconciliación del mundo, no lo conocemos solamente por la historia de sus acciones pasadas, sino que lo sentimos también por la eficacia de lo que él realiza en el presente» (S. León Ma

Se romperá la arrogancia de tus olas (Jb 38,1.8-11)

12º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 1 Entonces el Señor respondió a Job desde el seno del torbellino diciendo: 8 ¿Quién encerró el mar con doble puerta, cuando salía a borbotones del seno materno, 9 cuando le puse las nubes por vestido y por pañales la niebla, 10 cuando le fijé un límite y le puse cerrojos y puertas, 11 y le dije: «Hasta aquí llegarás y no más, aquí se romperá la soberbia de tus olas»? Comentario a Job 38,1-11 El discurso del Señor, de enorme riqueza expresiva y perfecto en su construcción literaria, es sencillo en su enseñanza: Dios está presente donde nunca lo estuvo Job ni ningún otro hombre; ha intervenido e interviene donde nunca lo hizo ni lo puede hacer el ser humano; organiza sabiamente y cuida con esmero de las criaturas que quedan lejos del alcance de los hombres. En resumen, Dios es infinitamente más poderoso y más sabio que Job; y, sin embargo, entabla diálogo con él y le invita a admirar juntos las maravillas del cosmos. La de

La semilla y el grano de mostaza (Mc 4,26-34)

11º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 26 Y decía: —El Reino de Dios viene a ser como un hombre que echa la semilla sobre la tierra, 27 y, duerma o vele noche y día, la semilla nace y crece, sin que él sepa cómo. 28 Porque la tierra produce fruto ella sola: primero hierba, después espiga y por fin trigo maduro en la espiga. 29 Y en cuanto está a punto el fruto, enseguida mete la hoz, porque ha llegado la siega. 30 Y decía: —¿A qué se parecerá el Reino de Dios?, o ¿con qué parábola lo compararemos? 31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; 32 pero, una vez sembrado, crece y llega a hacerse mayor que todas las hortalizas, y echa ramas grandes, hasta el punto de que los pájaros del cielo pueden anidar bajo su sombra. 33 Y con muchas parábolas semejantes les anunciaba la palabra, conforme a lo que podían entender; 34 y no les solía hablar nada sin parábolas. Pero a solas, les explicaba

Nos empeñamos en agradar a Dios (2 Co 5,6-10)

11º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 6 Por eso, siempre estamos llenos de buen ánimo, aun sabiendo que mientras moramos en el cuerpo, estamos en destierro lejos del Señor, 7 pues caminamos en la fe y no en la visión. 8 Así pues, estamos llenos de buen ánimo y preferimos salirnos de este cuerpo y volver junto al Señor. 9 Por eso, tanto ahora en el cuerpo como fuera de él, nos empeñamos en agradarle. 10 Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba conforme a lo bueno o malo que hizo durante su vida mortal. Comentario a 2 Corintios 5,6-10 A la vez que la esperanza de bienes tan grandes hace a San Pablo desear con ansia vivir junto al Señor (5,8), no pierde de vista que ahora ha de esforzarse por agradar a Dios, pensando en su encuentro con Cristo (5,9-10). El pasaje nos habla de la existencia del juicio particular: «Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su

El cedro (Ez 17,22-24)

11º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 22 Esto dice el Señor Dios: “También Yo voy a llevarme la copa de un cedro elevado y la plantaré; arrancaré un renuevo del extremo de sus ramas y lo plantaré en un monte alto y eminente. 23 Lo plantaré en el monte alto de Israel. Y echará ramas, dará fruto y llegará a ser un cedro magnífico. En él anidarán todas las aves, a la sombra de sus ramas pondrán sus nidos toda suerte de pájaros. 24 Y todos los árboles del campo sabrán que Yo, el Señor, he humillado al árbol elevado y he enaltecido al humilde; he secado el leño verde y hecho florecer al seco. Yo, el Señor, lo digo y lo hago”». Comentario a Ezequiel 17,22-24 Lo peculiar de esta imagen del cedro que describe la restauración final es la insistencia en la acción de Dios mediante la repetición explícita del pronombre de primera persona «Yo» («Yo voy a llevarme…», «Yo, el Señor, he humillado.. », «Yo, el Señor, lo digo…»). Tras los desastres del destierro de Babilon

Satanás está perdido (Mc 3,20-35)

10º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 20 Entonces llegó a casa; y se volvió a juntar la muchedumbre, de manera que no podían ni siquiera comer. 21 Se enteraron sus parientes y fueron a llevárselo porque decían que había perdido el juicio. 22 Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: —Tiene a Beelzebul, y expulsa los demonios por el príncipe de los demonios. 23 Y convocándolos les decía con parábolas: —¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24 Si un reino está dividido en su interior, ese reino no puede sostenerse; 25 y si una casa está dividida en su interior, esa casa no podrá sostenerse. 26 Y si Satanás se levanta contra sí mismo, entonces se encuentra dividido y no puede sostenerse, sino que ha llegado su fin. 27 Pues nadie puede entrar en la casa de uno que es fuerte y arrebatarle sus bienes, si antes no ata al que es fuerte. Sólo entonces podrá arrebatarle su casa. 28 »En verdad os digo que todo se les perdonará a los hijos de los hombres: lo

Creemos, y por eso hablamos (2 Co 4,13—5,1)

10º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe —según lo que está escrito: Creí, por eso hablé—, también nosotros creemos, y por eso hablamos, 14 sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará con Jesús y nos pondrá a su lado con vosotros. 15 Porque todo es para vuestro bien, a fin de que la gracia, multiplicada a través de muchos, haga abundar la acción de gracias para la gloria de Dios. 16 Por eso no desfallecemos; al contrario, aunque nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día. 17 Porque la leve tribulación de un instante se convierte para nosotros, incomparablemente, en una gloria eterna y consistente, 18 ya que nosotros no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las visibles son pasajeras, y en cambio las invisibles, eternas. 5,1 Porque sabemos que, si la tienda de nuestra mansión terrena se deshace, tenemos un edificio que

Pondré enemistad entre ti y la mujer (Gn 3,9-15)

10º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 9 El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: —¿Dónde estás? 10 Éste contestó: —Oí tu voz en el jardín y tuve miedo porque estaba desnudo; por eso me oculté. 11 Dios le preguntó: —¿Quién te ha indicado que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te prohibí comer? 12 El hombre contestó: —La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí. 13 Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: —¿Qué es lo que has hecho? La mujer respondió: —La serpiente me engañó y comí. 14 El Señor Dios dijo a la serpiente: —Por haber hecho eso, maldita seas entre todos los animales y todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre el vientre, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te herirá en la cabeza, mientras tú le herirás en el talón. Comentario a Génesis 3,9-15 El texto que escuchamos en la primera lectura de la Santa Misa se enmarca en e