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Mostrando las entradas etiquetadas como Siervo de Yahweh

He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban (Is 50,4-7)

Domingo de Ramos. 1ª lectura 4 El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo para saber alentar al abatido con palabra que incita. Por la mañana, cada mañana, incita mi oído a escuchar como los discípulos. 5 El Señor Dios me ha abierto el oído, yo no me he rebelado, no me he echado atrás. 6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a quienes me arrancaban la barba. No he ocultado mi rostro a las afrentas y salivazos. 7 El Señor Dios me sostiene, por eso no me siento avergonzado, por eso he endurecido mi rostro como el pedernal y sé que no quedaré avergonzado. Comentario a Isaías 50,4-7 Después de que el segundo canto del siervo haya glosado la misión del siervo (cfr Is 49,6), ahora el tercero reclama la atención para la propia persona del siervo. El poema está bien construido en tres estrofas que comienzan del mismo mod...

Mira a mi siervo, a quien sostengo (Is 42,1-4.6-7)

Bautismo del Señor. 1ª lectura 1 Mira a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi Espíritu sobre él: llevará el derecho a las naciones. 2 No gritará, ni chillará, no hará oír su voz en la calle. 3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo vacilante. Dictará sentencia según la verdad. 4 No desfallecerá ni se doblará hasta que establezca el derecho en la tierra. Las islas esperarán su ley. 6 «Yo, el Señor, te he llamado en justicia, te he tomado de la mano, te he guardado y te he destinado para alianza del pueblo, para luz de las naciones, 7 para abrir los ojos de los ciegos, para sacar de la prisión a los cautivos y del calabozo a los que yacen en tinieblas. Comentario a Isaías 42,1-4.6-7 El Señor, que ha manifestado su poder en la creación (Is 40,12-31) y que ha mostrado sus designios de salvación con los hechos realizados en la historia (Is 41,1-29), anuncia una nueva etapa en sus acciones para salvar a...

Dio su vida en expiación (Is 53,10-11)

29º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 10 Dispuso el Señor quebrantarlo con dolencias. Puesto que dio su vida en expiación, verá descendencia, alargará los días, y, por su mano, el designio del Señor prosperará. 11 Por el esfuerzo de su alma verá la luz, se saciará de su conocimiento. El justo, mi siervo, justificará a muchos y cargará con sus culpas. Comentario a Isaías 53,10-11 Estos dos versículos forman parte del cuarto canto del Siervo, uno de los textos más comentados de la Biblia, tanto en lo que se refiere a su estructura literaria como a su contenido. En su estructura, el canto interrumpe el estilo hímnico del cap. 52, que continúa en el cap. 54, con un estilo más reflexivo sobre el valor del sufrimiento. En su contenido, el canto es sorprendente al presentar el triunfo y exaltación del siervo a través de su humillación, abandono y padecimiento. Más aún, el siervo toma como propias las enfermedades, dolores y hasta los pecados de los demás para librarlo...

Ofrecí mi espalda a quienes me golpeaban (Is 50,5-9a)

24º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 5 El Señor Dios me ha abierto el oído, yo no me he rebelado, no me he echado atrás. 6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a quienes me arrancaban la barba. No he ocultado mi rostro a las afrentas y salivazos. 7 El Señor Dios me sostiene, por eso no me siento avergonzado, por eso he endurecido mi rostro como el pedernal y sé que no quedaré avergonzado; 8 Cerca está el que me justifica, ¿quien litigará conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién es mi adversario? Que se acerque a mí. 9 Mirad: el Señor Dios me sostiene, ¿quién podrá condenarme? Comentario a Isaías 50,5-9 Este pasaje constituye el núcleo central del tercer «Canto del Siervo». El poema está bien construido en tres estrofas que comienzan del mismo modo: «El Señor ...

Luz de las naciones (Is 42,1-4.6-7)

Bautismo del Señor. 1ª lectura 1 Mira a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi Espíritu sobre él: llevará el derecho a las naciones. 2 No gritará, ni chillará, no hará oír su voz en la calle. 3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo vacilante. Dictará sentencia según la verdad. 4 No desfallecerá ni se doblará hasta que establezca el derecho en la tierra. Las islas esperarán su ley. 6 «Yo, el Señor, te he llamado en justicia, te he tomado de la mano, te he guardado y te he destinado para alianza del pueblo, para luz de las naciones, 7 para abrir los ojos de los ciegos, para sacar de la prisión a los cautivos y del calabozo a los que yacen en tinieblas. El Señor, que ha manifestado su poder en la creación (Is 40,12-31) y que ha mostrado sus designios de salvación con los hechos realizados en la historia (Is 41,1-29), anuncia una nueva etapa en sus acciones para salvar a su pueblo. E...

El valor del sufrimiento (Is 50,4-7)

Domingo de Ramos – B. 1ª lectura 4 El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo para saber alentar al abatido con palabra que incita. Por la mañana, cada mañana, incita mi oído a escuchar como los discípulos. 5 El Señor Dios me ha abierto el oído, yo no me he rebelado, no me he echado atrás. 6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a quienes me arrancaban la barba. No he ocultado mi rostro a las afrentas y salivazos. 7 El Señor Dios me sostiene, por eso no me siento avergonzado, por eso he endurecido mi rostro como el pedernal y sé que no quedaré avergonzado. Después de que el segundo canto del siervo haya glosado la misión del siervo (cfr Is 49,6), ahora el tercero reclama la atención para la propia persona del siervo. El poema está bien construido en tres estrofas que comienzan del mismo modo: «El Señor Dios» (vv. 4.5.7), y con una conclusión (v. 9), que también contiene la misma fórmula. La primera estrofa (v. 4) subray...

Luz de las naciones (Is 49,1-6))

Solemnidad de San Juan Bautista – B. 1ª lectura 1 ¡Escuchadme, islas! ¡Poned atención, pueblos lejanos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre pronunció mi nombre. 2 Hizo de mi boca espada afilada, a la sombra de su mano me encubrió; hizo de mí una flecha aguzada, y me guardó en su aljaba. 3 Y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, en quien me glorío». 4 Yo me decía: «En balde me he fatigado, inútilmente y en vano he gastado mi fuerza. Sin embargo, mi juicio pertenece al Señor, y mi recompensa está en mi Dios». 5 Ahora dice el Señor, el que me formó desde el seno materno para ser su siervo, para hacer que Jacob volviese a Él y para reunirle a Israel, pues soy estimado a los ojos del Señor y mi Dios ha venido a ser mi fortaleza: 6 «Muy poco es que seas siervo mío para restaurar las tribus de Jacob y hacer volver a los supervivientes de Israel. Te he puesto para ser luz de las naciones, para que mi sal...

Cargó con nuestros dolores (Is 52,13–53,12)

Viernes Santo – 1ª lectura 13 Mirad, mi siervo triunfará, será ensalzado, enaltecido y encumbrado. 14 Como muchos se horrorizaron de él —tan desfigurado estaba, que no tenía aspecto de hombre ni apariencia de ser humano—, 15 así él asombrará a muchas naciones. Por su causa los reyes cerrarán la boca, al ver lo que nunca les habían narrado, y contemplar lo que jamás habían oído. 53,1 «¿Quién dio crédito a nuestro anuncio? El brazo del Señor, ¿a quién fue revelado? 2 Creció en su presencia como un renuevo, como raíz de tierra árida. No hay en él parecer, no hay hermosura que atraiga nuestra mirada, ni belleza que nos agrade en él. 3 Despreciado y rechazado de los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento; como de quien se oculta el rostro, despreciado, ni le tuvimos en cuenta. 4 Pero él tomó sobre sí nuestras enfermedades, cargó con nuestros dolores, y nosotros lo tuvimos por castigado, herido de Dios y humillado. 5 Pe...