25º domingo del Tiempo ordinario – C.
1ª lectura
4 Escuchad
esto, los que explotáis al pobre
para acabar con los humildes del país;
5 los
que decís: «¿Cuándo pasará la luna nueva
para que vendamos el grano;
y el sábado, para que abramos el
mercado del trigo,
achicando las medidas, aumentando el
precio,
pesando con balanzas falsas,
6 comprando
al desvalido por dinero,
y al pobre por un par de sandalias,
y vendamos hasta el salvado?».
7 El
Señor ha jurado por la soberbia de Jacob:
¡No olvidaré jamás ninguna de sus
obras!
La cuarta visión de Amós, la de las frutas maduras, que precede
inmediatamente a este texto (vv. 1-3), introduce esta denuncia de injusticias
(vv. 4-8) y abre el camino a una nueva descripción del «día del Señor» (vv.
9-14). Las tres cosas están muy relacionadas. En la visión, el profeta juega
con los términos «frutas maduras», qaytz,
y «fin», qetz (cfr v. 2). Indica así
que el proceso de corrupción de Israel (vv. 4-8) ha llegado a su término, no
hay vuelta atrás, y sólo cabe esperar el día de juicio del Señor (vv. 9-14).
Amós especifica con claridad las faltas: el fraude (v. 5) y la
especulación con la necesidad ajena (v. 6). Apoyándose en éste y en otros
textos (cfr Dt 24,14-15; 25,13-16; St 5,4), la catequesis de la Iglesia especificó los
contenidos de la virtud de la justicia: «No nos dediquemos a acumular y guardar
dinero, mientras otros tienen que luchar en medio de la pobreza, para no
merecer el ataque acerbo y amenazador de las palabras del profeta Amós: Escuchad, los que decís: “¿Cuándo pasará la
luna nueva para vender el trigo, y el sábado para ofrecer el grano?”» (S.
Gregorio Nacianceno, De pauperum amore
[Oratio 14] 24).
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