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Mostrando las entradas etiquetadas como Milagros

Acudían a los Apóstoles (Hch 5,12-16)

Domingo 2º de Pascua – C. 1ª lectura 12 Por mano de los apóstoles se obraban muchos milagros y prodigios entre el pueblo. Se reunían todos con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón; 13 pero ninguno de los demás se atrevía a unirse a ellos, aunque el pueblo los alababa. 14 Se adherían cada vez más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, 15 hasta el punto de que sacaban los enfermos a las plazas y los ponían en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra alcanzase a alguno de ellos. 16 Acudía también mucha gente de las ciudades vecinas a Jerusalén, traían enfermos y poseídos por espíritus impuros, y todos ellos eran curados. Comentario a Hechos 5,12-16 Lucas subraya en este tercer sumario (cfr 2,42-47; 4,32-37) el poder milagroso de los Apóstoles. Como Cristo (cfr 2,22; Mc 6,56; Lc 7,18-23), los milagros que obran confirman ante el pueblo que ha llegado en verdad el Reino de Dios: «Sin obrar milagros y prodigios, los discípulos de Jesús no ha...

La fe de Bartimeo (Mc 10,46-52)

30º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 46 Llegan a Jericó. Y cuando salía él de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un ciego, Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al lado del camino pidiendo limosna. 47 Y al oír que era Jesús Nazareno, comenzó a decir a gritos: —¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! 48 Y muchos le reprendían para que se callara. Pero él gritaba mucho más: —¡Hijo de David, ten piedad de mí! 49 Se paró Jesús y dijo: —Llamadle. Llamaron al ciego diciéndole: —¡Ánimo!, levántate, te llama. 50 Él, arrojando su manto, dio un salto y se acercó a Jesús. 51 Jesús le preguntó: —¿Qué quieres que te haga? —Rabboni, que vea —le respondió el ciego. 52 Entonces Jesús le dijo: ...

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos (Mc 7, 31-37)

23º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 31 De nuevo, salió de la región de Tiro y vino a través de Sidón hacia el mar de Galilea, cruzando el territorio de la Decápolis. 32 Le traen a uno que era sordo y que a duras penas podía hablar y le ruegan que le imponga la mano. 33 Y apartándolo de la muchedumbre, le metió los dedos en las orejas y le tocó con saliva la lengua; 34 y mirando al cielo, suspiró, y le dijo: —Effetha —que significa: «Ábrete». 35 Y se le abrieron los oídos, quedó suelta la atadura de su lengua y empezó a hablar correctamente. 36 Y les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Pero cuanto más se lo mandaba, más lo proclamaban; 37 y estaban tan maravillados que decían: —Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos. Comentario a Marcos 7,31-37 El Señor realiza a...

Hasta el viento y el mar le obedecen (Mc 4,35-40)

12º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 35 Aquel día, llegada la tarde, les dice: —Crucemos a la otra orilla. 36 Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba. Y le acompañaban otras barcas. 37 Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, hasta el punto de que la barca ya se inundaba. 38 Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces le despiertan, y le dicen: —Maestro, ¿no te importa que perezcamos? 39 Y, puesto en pie, increpó al viento y dijo al mar: —¡Calla, enmudece! Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma. 40 Entonces les dijo: —¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe? Comentario a Marcos 4,35-40 El mar, en muchos lugares de la Biblia, representa el lugar de las fuerzas maléficas que sólo Dios puede dominar (cfr. Sal 65,8; 93,4; 107,23-30). Al someterlo con el imperio de su voz como quien domina a los demonios (v. 39; cfr. 1,25), Jesús se presenta con el poder de Dios...

Si quieres, puedes limpiarme (Mc 1,40-45)

6º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 40 Y vino hacia él un leproso que, rogándole de rodillas, le decía: —Si quieres, puedes limpiarme. 41 Y, compadecido, extendió la mano, le tocó y le dijo: —Quiero, queda limpio.  42 Y al instante desapareció de él la lepra y quedó limpio. 43 Enseguida le conminó y le despidió. 44 Le dijo: —Mira, no digas nada a nadie; pero anda, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda que ordenó Moisés por tu curación, para que les sirva de testimonio.  45 Sin embargo, en cuanto se fue, comenzó a proclamar y a divulgar la noticia, hasta el punto de que ya no podía entrar abiertamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios. Pero acudían a él de todas partes. Comentario a Marcos 1,40-45 En la lepra, enfermedad repugnante, se veía un castigo de Dios (cfr Lv 13,1ss.; Nm 12,1-15). El enfermo era declarado impuro por la Ley y por eso se le obligaba a vivir aislado para no transmitir la impureza a las personas...

Curó a muchos enfermos (Mc 1,29-39)

5º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 29 En cuanto salieron de la sinagoga, fueron a la casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. 30 La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, y enseguida le hablaron de ella. 31 Se acercó, la tomó de la mano y la levantó; le desapareció la fiebre y ella se puso a servirles. 32 Al atardecer, cuando se había puesto el sol, comenzaron a llevarle a todos los enfermos y a los endemoniados. 33 Y toda la ciudad se agolpaba en la puerta. 34 Y curó a muchos que padecían diversas enfermedades y expulsó a muchos demonios, y no les permitía hablar porque sabían quién era. 35 De madrugada, todavía muy oscuro, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí hacía oración. 36 Salió a buscarle Simón y los que estaban con él, 37 y cuando lo encontraron le dijeron: —Todos te buscan. 38 Y les dijo: —Vámonos a otra parte, a las aldeas vecinas, para que predique también allí, porque para esto he venido. 39 Y pasó por toda Galilea predican...

El triunfo sobre el demonio (Mc 1,21-28)

4º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 21 Entraron en Cafarnaún y, en cuanto llegó el sábado, fue a la sinagoga y se puso a enseñar. 22 Y se quedaron admirados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene potestad y no como los escribas. 23 Se encontraba entonces en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu impuro, 24 que comenzó a gritar: —¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? ¡Sé quién eres: el Santo de Dios! 25 Y Jesús le conminó: —¡Cállate, y sal de él! 26 Entonces, el espíritu impuro, zarandeándolo y dando una gran voz, salió de él. 27 Y se quedaron todos estupefactos, de modo que se preguntaban entre ellos: —¿Qué es esto? Una enseñanza nueva con potestad. Manda incluso a los espíritus impuros y le obedecen. 28 Y su fama corrió pronto por todas partes, en toda la región de Galilea. Comentario a Marcos 1,21-28 El relato de la actividad del Señor se abre con una «jornada» del Maestro en Cafarnaún: comienza por la ma...

Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,22-33)

19º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 22 Y enseguida Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 23 Y, después de despedirla, subió al monte a orar a solas. Cuando se hizo de noche seguía él solo allí. 24 Mientras tanto, la barca ya se había alejado de tierra muchos estadios, sacudida por las olas, porque el viento le era contrario. 25 En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar. 26 Cuando le vieron los discípulos andando sobre el mar, se asustaron y dijeron: —¡Es un fantasma! —y llenos de miedo empezaron a gritar. 27 Pero al instante Jesús les habló: —Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo. 28 Entonces Pedro le respondió: —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 —Ven —le dijo él. Y Pedro se bajó de la barca y comenzó a andar sobre las aguas en dirección a Jesús. 30 Pero al ver que el viento era muy fuerte se atemorizó y, a...

La multiplicación de los panes (Mt 14,13-21)

18º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 13 Al oírlo Jesús se alejó de allí en una barca hacia un lugar apartado él solo. Cuando la gente se enteró le siguió a pie desde las ciudades. 14 Al desembarcar vio una gran muchedumbre y se llenó de compasión por ella y curó a los enfermos. 15 Al atardecer se acercaron sus discípulos y le dijeron: —Éste es un lugar apartado y ya ha pasado la hora; despide a la gente para que vayan a las aldeas a comprarse alimentos. 16 Pero Jesús les dijo: —No hace falta que se vayan, dadles vosotros de comer. 17 Ellos le respondieron: —Aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces. 18 Él les dijo: —Traédmelos aquí. 19 Entonces mandó a la gente que se acomodara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. 20 Comieron todos hasta que quedaron satisfechos, y de los trozos que sobraron recogieron doce ces...

Curación del ciego de nacimiento (Jn 9,1-41)

4º domingo de Cuaresma – A. Evangelio 1 Y al pasar vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos: —Rabbí, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego? 3 Respondió Jesús: —Ni pecó éste ni sus padres, sino que eso ha ocurrido para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Es necesario que nosotros hagamos las obras del que me ha enviado mientras es de día, porque llega la noche cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo soy luz del mundo. 6 Dicho esto, escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, lo aplicó en sus ojos 7 y le dijo: —Anda, lávate en la piscina de Siloé —que significa: «Enviado». Entonces fue, se lavó y volvió con vista. 8 Los vecinos y los que le habían visto antes, cuando era mendigo, decían: —¿No es éste el que estaba sentado y pedía limosna? 9 Unos decían: —Sí, es él. Otros en cambio: —De ningún modo, sino que se le parece. Él decía: —Soy yo. 10 Y le preguntaban: —¿Cómo se t...