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Mostrando las entradas etiquetadas como Cruz

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (Lc 22,14 – 23,56)

Domingo de Ramos – C. Evangelio 23,32 Llevaban también con él a dos malhechores para matarlos. 33 Cuando llegaron al lugar llamado «Calavera», le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: —Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. Y se repartieron sus ropas echando suertes. 35 El pueblo estaba mirando, y los jefes se burlaban de él y decían: —Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido. 36 Los soldados se burlaban también de él; se acercaban y ofreciéndole vinagre 37 decían: —Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Encima de él había una inscripción: «Éste es el Rey de los judíos». 39 Uno de los malhechores crucificados le injuriaba diciendo: —...

Obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fl 2,6-11)

Domingo de Ramos. 2ª lectura 6 [Cristo Jesús], siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, 7 sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y, mostrándose igual que los demás hombres, 8 se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Y por eso Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre; 10 para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua confiese: «¡Jesucristo es el Señor!», para gloria de Dios Padre. Comentario a Filipenses 2,6-11 Éste es uno de los textos más antiguos del Nuevo Testamento sobre la divinidad de Jesucristo. Quizá es un himno utilizado por los primeros cristianos que San Pablo retoma. En él se canta la humillación y la exalta­ción de Cristo. El Apóstol, teniendo presente la divini­dad de Cristo, centra su atención en la muerte de cruz como ejemplo s...

El valor del sufrimiento (Mc 8, 27-35)

24º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 27 Salió Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino comenzó a preguntar a sus discípulos: —¿Quién dicen los hombres que soy yo? 28 Ellos le contestaron: —Juan el Bautista. Y hay quienes dicen que Elías, y otros que uno de los profetas. 29 Entonces él les pregunta: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Le responde Pedro: —Tú eres el Cristo. 30 Y les ordenó que no hablasen a nadie sobre esto. 31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, por los príncipes de los sacerdotes y por los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar después de tres días. 32 Hablaba de esto claramente. Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle. 33 Pero él se volvi...

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (Mc 14,1 – 15,47)

  Domingo de Ramos – B. Evangelio 15,22 Y le condujeron al lugar del Gólgota, que significa «lugar de la Calavera». 23 Y le daban a beber vino con mirra, pero él no lo aceptó. 24 Y le crucificaron y se repartieron sus ropas echando suertes sobre ellas para ver qué se llevaba cada uno. 25 Era la hora tercia cuando lo crucificaron. 26 Y tenía escrita la inscripción con la causa de su condena: «El Rey de los Judíos». 27 También crucificaron con él a dos ladrones: uno a su derecha y otro a su izquierda. (28) 29 Los que pasaban le injuriaban, moviendo la cabeza y diciendo: —¡Eh! Tú que destruyes el Templo y lo edificas de nuevo en tres días, 30 sálvate a ti mismo, bajando de la cruz. 31 Del mismo modo, los príncipes de los sacerdotes se burlaban entre ellos a una con los escribas y decían: —Salvó a otros, y a sí mismo no...

Jesús, exaltado en la cruz, es causa de salvación (Jn 3,14-21)

4º domingo de Cuaresma –B. Evangelio 14 Igual que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del Hombre, 15 para que todo el que crea tenga vida eterna en él. 16 Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18 El que cree en él no es juzgado; pero quien no cree ya está juzgado, porque no cree en el nombre del Hijo Unigénito de Dios. 19 Éste es el juicio: que vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues todo el que obra mal odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no le acusen. 21 Pero el que obra según la verdad viene a la luz, para que sus obras se pongan de manifiesto, porque han sido hechas según Dios. Comentario a Juan 3,14-21 Jesús explica a Nicodemo que para entenderle hace falta fe...

Predicamos a Cristo crucificado (1 Co 1,22-25)

3º domingo de Cuaresma – B. 2ª lectura 22 Porque los judíos piden signos, los griegos buscan sabiduría; 23 nosotros en cambio predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; 24 pero para los llamados, judíos y griegos, predicamos a Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Comentario a 1 Corintios 1,22-25 La sabiduría del mundo es la que se desvía de su recto fin y, en consecuencia, no alcanza a conocer a Dios (cfr Rm 1,19-25), bien porque sólo busca señales externas y sensibles, bien porque únicamente acepta argumentos racionales. Los judíos buscan exclusivamente signos e intentan basar su fe en lo que perciben por los sentidos. Para ellos la cruz de Cristo es escándalo, es decir, obstáculo que imp...

El que pierda su vida por mí, la encontrará (Mt 16,21-27)

22º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día. 22 Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo: —¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso. 23 Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo: —¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres. 24 Entonces les dijo Jesús a sus discípulos: —Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga. 25 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. 26 »Porque, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?, o ¿qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? 27 Porque el Hijo del Hombre va a venir en la gl...

Anuncio a Jesucristo, y a éste, crucificado (1 Co 2,1-5)

5º domingo del Tiempo ordinario – A . 2ª lectura 1 Y yo, hermanos, cuando vine a vosotros, no vine a anunciaros el misterio de Dios con elocuencia o sabiduría sublimes, 2 pues no me he preciado de saber otra cosa entre vosotros sino a Jesucristo, y a éste, crucificado. 3 Y me he presentado ante vosotros débil, y con temor y mucho temblor, 4 y mi mensaje y mi predicación no se han basado en palabras persuasivas de sabiduría, sino en la manifestación del Espíritu y del poder, 5 para que vuestra fe no se fundamente en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios. El centro de la predicación paulina es Cristo y Cristo en la cruz, puesto que la fe, más que basarse en la sabiduría humana, tiene en la cruz y en la potencia divina su solidez inalterable. El mensaje cristiano, en consecuencia, «no admite indiferencia, ni sincretismo, ni acomodos. Representa la belleza de la Revelación. Lleva consigo una sabiduría que no es de este mundo. Es capaz de suscitar por sí mismo la fe, una fe...

Que no me gloríe sino en la cruz de Jesús (Ga 6,14-18)

14º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 14 ¡Que yo nunca me gloríe más que en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo! 15 Porque ni la circuncisión ni la falta de circuncisión importan, sino la nueva criatura. 16 Para todos los que sigan esta norma, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios. 17 En adelante, que nadie me importune, porque llevo en mi cuerpo las señales de Jesús. 18 Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu. Amén. San Pablo era consciente que la predicación de Cristo crucificado constituía escándalo para los judíos y locura para los paganos (cfr 1 Co 1,23). Sin embargo, el misterio de la cruz era la esencia de la predicación apostólica (cfr Hch 2,22-24; 3,13-15; etc.), ya que en él está toda posibilidad de vida y salvación eterna. Los judaizantes se jactaban de llevar en su carne la circuncisión, señal de la Antigua Alianza. Pablo , en ca...

Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí (Jn 12,20-33)

5º domingo de Cuaresma –B. Evangelio 20 Entre los que subieron a adorar a Dios en la fiesta había algunos griegos. 21 Así que éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y comenzaron a rogarle: —Señor, queremos ver a Jesús. 22 Vino Felipe y se lo dijo a Andrés, y Andrés y Felipe fueron y se lo dijeron a Jesús. 23 Jesús les contestó: —Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. 24 En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no muere al caer en tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto. 25 El que ama su vida la perderá, y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para la vida eterna. 26 Si alguien me sirve, que me siga, y donde yo estoy allí estará también mi servidor. Si alguien me sirve, el Padre le honrará. 27 »Ahora mi alma está turbada; y ¿qué voy a decir?: «¿Padre, líbrame de esta hora?» ¡Pero si para esto he venido a esta hora! 28 ¡Padre, glorifica tu nombre! Entonces vino una voz del cielo: —Lo he ...