28º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 14 Naamán bajó y se metió siete veces en el Jordán , conforme a la palabra del hombre de Dios, y entonces su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio. 15 Volvió con todo su acompañamiento adonde estaba el hombre de Dios, entró y se detuvo ante él diciendo: —Reconozco ciertamente que no hay otro Dios en toda la tierra sino el Dios de Israel . Ahora, por favor, recibe un regalo de tu siervo. 16 Le respondió: —Por la vida del Señor en cuya presencia me mantengo, que no lo aceptaré. Le insistió para que lo aceptase, pero él rehusó. 17 Dijo entonces Naamán: —Pues si no, que se le conceda a tu siervo la carga de tierra de un par de mulas, pues tu siervo no ha de ofrecer holocausto ni sacrificio alguno a otros dioses, sino al Señor. Comentario a 2 Reyes 5,14-17 La curación se debe a Dios, como lo reconocerá Naamán, y no a una cualidad especial de aquellas aguas. Pero se requiere la obediencia probada, que en la his...