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Mostrando las entradas etiquetadas como Mateo

Hemos venido de Oriente para adorar al rey (Mt 2,1-12)

Epifanía. Evangelio 1 Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén 2 preguntando: —¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle. 3 Al oír esto, el rey Herodes se inquietó, y con él toda Jerusalén. 4 Y, reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les interrogaba dónde había de nacer el Mesías. 5 —En Belén de Judá —le dijeron—, pues así está escrito por medio del Profeta: 6 Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel. 7 Entonces, Herodes, llamando en secreto a los Magos, se inform...

Bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,16-20)

Santísima Trinidad – B. Evangelio 16 Los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Y en cuanto le vieron le adoraron; pero otros dudaron. 18 Y Jesús se acercó y les dijo: —Se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. 19 Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; 20 y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Comentario a Mateo 28,16-20 Los cuatro evangelistas recuerdan la dificultad de los Apóstoles para aceptar la resurrección de Jesús. Marcos (cfr Mc 16,9-20) es más explícito que Mateo, que sólo recoge un breve apunte (v. 17): «No es cosa grande creer que Cristo murió. Esto también lo creen los paganos, los judíos (....

Entrada triunfal en Jerusalén (Mt 21,1-11)

Domingo de Ramos. Procesión 1 Al acercarse a Jerusalén y llegar a Betfagé, junto al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, 2 diciéndoles: —Id a la aldea que tenéis enfrente y encontraréis enseguida un asna atada, con un borrico al lado; desatadlos y traédmelos. 3 Si alguien os dice algo, le responderéis que el Señor los necesita y que enseguida los devolverá. 4 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por medio del Profeta: 5 Decid a la hija de Sión: «Mira, tu Rey viene hacia ti con mansedumbre, sentado sobre un asna, sobre un borrico, hijo de animal de carga». 6 Los discípulos marcharon e hicieron como Jesús les había ordenado. 7 Trajeron el asna y el borrico, pusieron sobre ellos los mantos y él se montó encima. 8 Una gran multitud extendió sus propios mantos por el camino; otros cortaban ramas de árboles y las echaban por el camino. 9 Las multitudes que iban delante de él y las que seguían detrás gritaban diciendo: —¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bend...

El Juicio Final (Mt 25,31-46)

Solemnidad de Cristo Rey – A. Evangelio   31 Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria y acompañado de todos los ángeles, se sentará entonces en el trono de su gloria, 32 y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, 33 y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda. 34 Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo: 35 porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis; 36 estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme». 37 Entonces le responderán los justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?; 38 ¿cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos?, 39 o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y...

Parábola de los talentos (Mt 25,14-30)

33º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 14 Porque es como un hombre que al marcharse de su tierra llamó a sus servidores y les entregó sus bienes. 15 A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno sólo: a cada uno según su capacidad; y se marchó. 16 El que había recibido cinco talentos fue inmediatamente y se puso a negociar con ellos y llegó a ganar otros cinco. 17 Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue, hizo un agujero en la tierra y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo, regresó el amo de dichos servidores e hizo cuentas con ellos. 20 Cuando se presentó el que había recibido los cinco talentos, entregó otros cinco diciendo: «Señor, cinco talentos me entregaste; mira, he ganado otros cinco talentos». 21 Le respondió su amo: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor». 22 Se presentó también el que había recibido...

Velad, porque no sabéis el día ni la hora (Mt 25,1-13)

32º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 1 Entonces el Reino de los Cielos será como diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes; 3 pero las necias, al tomar sus lámparas, no llevaron consigo aceite; 4 las prudentes, en cambio, junto con las lámparas llevaron aceite en sus alcuzas. 5 Como tardaba en venir el esposo, les entró sueño a todas y se durmieron. 6 A medianoche se oyó una voz: «¡Ya está aquí el esposo! ¡Salid a su encuentro!» 7 Entonces se levantaron todas aquellas vírgenes y aderezaron sus lámparas. 8 Y las necias les dijeron a las prudentes: «Dadnos aceite del vuestro porque nuestras lámparas se apagan». 9 Pero las prudentes les respondieron: «Mejor es que vayáis a quienes lo venden y compréis, no sea que no alcance para vosotras y nosotras». 10 Mientras fueron a comprarlo vino el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta. 11 Luego llega...

El que se ensalce será humillado (Mt 23,1-12)

31º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 1 Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos 2 diciendo: —En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. 3 Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no obréis como ellos, pues dicen pero no hacen. 4 Atan cargas pesadas e insoportables y las echan sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con uno de sus dedos quieren moverlas. 5 Hacen todas sus obras para que les vean los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas. 6 Anhelan los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas 7 y que les saluden en las plazas, y que la gente les llame rabbí. 8 Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar rabbí, porque sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. 9 No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial. 10 Tampoco os dejéis llamar doctores, porque vuestro doctor es uno sólo: Cristo. 11 Que el mayor entr...

Amor a Dios y al prójimo (Mt 22,34-40)

30º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 34 Los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se pusieron de acuerdo, 35 y uno de ellos, doctor de la ley, le preguntó para tentarle: 36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley ? 37 Él le respondió: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. 38 Éste es el mayor y el primer mandamiento. 39 El segundo es como éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. Responde Jesús a una cuestión planteada por los fariseos, cuya preocupación principal era cumplir todos los mandamientos contenidos en las leyes mosaicas y que alcanzaban el número de 613. Jesús enseña que toda la Ley se condensa en los dos mandatos del amor (Dt 6,5; Lv 19,18). Toda la tradición evangélica es testigo de cómo Jesús vinculó el amor a Dios con el amor al prójimo. El relato de Mateo lo recoge de una manera singular: el escriba ...

Dad al César lo que es del César (Mt 22,15-21)

29º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 15 Entonces los fariseos se retiraron y se pusieron de acuerdo para ver cómo podían cazarle en alguna palabra. 16 Y le enviaron a sus discípulos, con los herodianos, a que le preguntaran: —Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas de verdad el camino de Dios, y que no te dejas llevar por nadie, pues no haces acepción de personas. 17 Dinos, por tanto, qué te parece: ¿es lícito dar tributo al César, o no? 18 Conociendo Jesús su malicia, respondió: —¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Enseñadme la moneda del tributo. Y ellos le mostraron un denario. 20 Él les dijo: —¿De quién es esta imagen y esta inscripción? 21 —Del César —contestaron. Entonces les dijo: —Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. 22 Al oírlo se quedaron admirados, lo dejaron y se fueron. Los herodianos eran partidarios de la política de la dinastía de Herodes: frente a la dominación romana directa —y, obviamente, ta...

Los invitados a las bodas (Mt 22,1-14)

28º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 1 Jesús les habló de nuevo con parábolas y dijo: 2 —El Reino de los Cielos es como un rey que celebró las bodas de su hijo, 3 y envió a sus siervos a llamar a los invitados a las bodas; pero éstos no querían acudir. 4 Nuevamente envió a otros siervos diciéndoles: «Decid a los invitados: mirad que tengo preparado ya mi banquete, se ha hecho la matanza de mis terneros y mis reses cebadas, y todo está a punto; venid a las bodas». 5 Pero ellos, sin hacer caso, se marcharon: quien a su campo, quien a su negocio. 6 Los demás echaron mano a los siervos, los maltrataron y los mataron. 7 El rey se encolerizó, y envió a sus tropas a acabar con aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. 8 Luego les dijo a sus siervos: «Las bodas están preparadas pero los invitados no eran dignos. 9 Así que marchad a los cruces de los caminos y llamad a las bodas a cuantos encontréis». 10 Los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que enco...

La piedra angular (Mt 21,33-43)

27º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 33 Escuchad otra parábola: —Había un hombre, dueño de una propiedad, que plantó una viña, la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos de allí. 34 Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió a sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. 35 Pero los labradores agarraron a los siervos y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. 36 De nuevo envió a otros siervos, más numerosos que los primeros, pero les hicieron lo mismo. 37 Por último les envió a su hijo, pensando: «A mi hijo lo respetarán». 38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero. Vamos, lo mataremos y nos quedaremos con su heredad». 39 Y lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. 40 Cuando venga el amo de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? 41 Le contestaron: —A esos malvados les dará una mala muerte, y arrendará la viña a ot...

Un hombre tenía dos hijos (Mt 21,28-32)

26º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 28 ¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; dirigiéndose al primero, le mandó: «Hijo, vete hoy a trabajar en la viña». 29 Pero él le contestó: «No quiero». Sin embargo se arrepintió después y fue. 30 Se dirigió entonces al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: «Voy, señor»; pero no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? —El primero —dijeron ellos. Jesús prosiguió: —En verdad os digo que los publicanos y las meretrices van a estar por delante de vosotros en el Reino de Dios. 32 Porque vino Juan a vosotros con un camino de justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las meretrices le creyeron. Pero vosotros, ni siquiera viendo esto os arrepentisteis después para poder creerle. La parábola de los dos hijos sólo viene recogida en Mateo y subraya la necesidad de la conversión (v. 32): Israel es como el hijo que dijo «sí» a Dios pero luego no creyó y no dio frutos (cfr v. 30), como los fariseos ...

Parábola de los obreros de la viña (Mt 20,1-16)

25º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 1 El Reino de los Cielos es como un hombre, dueño de una propiedad, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña. 2 Después de haber convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Salió también hacia la hora tercia y vio a otros que estaban en la plaza parados, 4 y les dijo: «Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo». 5 Ellos marcharon. De nuevo salió hacia la hora sexta y de nona e hizo lo mismo. 6 Hacia la hora undécima volvió a salir y todavía encontró a otros parados, y les dijo: «¿Cómo es que estáis aquí todo el día ociosos?» 7 Le contestaron: «Porque nadie nos ha contratado». Les dijo: «Id también vosotros a mi viña». 8 A la caída de la tarde le dijo el amo de la viña a su administrador: «Llama a los obreros y dales el jornal, empezando por los últimos hasta llegar a los primeros». 9 Vinieron los de la hora undécima y percibieron un denario cada uno. 10 Y cuando llegaron los p...

Perdonar al hermano (Mt 18,21-35)

24º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 21 Entonces, se acercó Pedro a preguntarle: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano cuando peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le respondió: —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. 23 Por eso el Reino de los Cielos viene a ser como un rey que quiso arreglar cuentas con sus siervos. 24 Puesto a hacer cuentas, le presentaron uno que le debía diez mil talentos. 25 Como no podía pagar, el señor mandó que fuese vendido él con su mujer y sus hijos y todo lo que tenía, y que así pagase. 26 Entonces el siervo, se echó a sus pies y le suplicaba: «Ten paciencia conmigo y te pagaré todo». 27 El señor, compadecido de aquel siervo, lo mandó soltar y le perdonó la deuda. 28 Al salir aquel siervo, encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándole, lo ahogaba y le decía: «Págame lo que me debes». 29 Su compañero, se echó a sus pies y se puso a rogarle: «Ten pacienci...

Para vencer el pecado (Mt 18,15-20)

  23º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a 15 Si tu hermano peca contra ti, vete y corrígele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. 16 Si no escucha, toma entonces contigo a uno o dos, para que cualquier asunto quede firme por la palabra de dos o tres testigos. 17 Pero si no quiere escucharlos, díselo a la Iglesia. Si tampoco quiere escuchar a la Iglesia, tenlo por pagano y publicano. 18 Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. 19 Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra sobre cualquier cosa que quieran pedir, mi Padre que está en los cielos se lo concederá. 20 Pues donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. El pasaje recoge tres notas para la vida de la Iglesia: la práctica de la f...

El que pierda su vida por mí, la encontrará (Mt 16,21-27)

22º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día. 22 Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo: —¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso. 23 Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo: —¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres. 24 Entonces les dijo Jesús a sus discípulos: —Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga. 25 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. 26 »Porque, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?, o ¿qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? 27 Porque el Hijo del Hombre va a venir en la gl...

Las llaves del reino de los cielos (Mt 16,13-20)

21º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 13 Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, comenzó a preguntarles a sus discípulos: —¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos respondieron: —Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o alguno de los profetas. 15 Él les dijo: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondió Simón Pedro: —Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. 17 Jesús le respondió: —Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos. 20 Entonces ordenó a los discípulos que no dijeran a nadie que él e...