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Mostrando las entradas etiquetadas como 1 Pedro

El arca de Noé figura del bautismo (1 P 3,18-22)

1º domingo de Cuaresma – B. 2ª lectura 18 Porque también Cristo padeció una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a Dios. Fue muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu. 19 En él se fue a predicar también a los espíritus cautivos, 20 en otro tiempo incrédulos, cuando en tiempos de Noé les esperaba Dios pacientemente, mientras se construía el arca. En ella, unos pocos —ocho personas— fueron salvados a través del agua. 21 Esto era figura del bautismo, que ahora os salva, no por quitar la suciedad del cuerpo, sino por pedir firmemente a Dios una conciencia buena, por la resurrección de Jesucristo, 22 que, después de haber subido al cielo, está sentado a la diestra de Dios, con los ángeles, las potestades y las virtudes sometidos a él. Comentario a 1 Pedro 3,18-22 En el pasaje es posible que se encuentren elementos de un Credo de la primitiva catequesis cristiana del Bautismo. Se expresa con claridad el núcleo de la fe en Jesucristo, tal co...

Glorificad a Cristo Señor en vuestros corazones (1 P 3,15-18)

Domingo 6º de Pascua – A. 2ª lectura 15 Glorificad a Cristo Señor en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza; 16 pero con mansedumbre y respeto, y teniendo limpia la conciencia, para que quienes calumnian vuestra buena conducta en Cristo, queden confundidos en aquello que os critican. 17 Porque es mejor padecer por hacer el bien, si ésa es la voluntad de Dios, que por hacer el mal. 18 Porque también Cristo padeció una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a Dios. Fue muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu. La coherencia de vida será ocasión de que quienes calumnian puedan rectificar (v. 16). Con palabras de Isaías referidas a Dios, se manda glorificar —literalmente, «santificar»— a Cristo Señor (v. 15), es decir, tributarle el culto sólo debido a Dios, aun en medio de las contrariedades: «¿Qué cosa es glorificar a Cristo en nuestros corazones sino sentir, por muy inco...

Sacerdocio común de los fieles (1 P 2,4-9)

Domingo 5º de Pascua – A. 2ª lectura 4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios, 5 también vosotros —como piedras vivas— sois edificados como edificio espiritual para un sacerdocio santo, con el fin de ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por medio de Jesucristo. 6 Por lo que dice la Escritura : Mira, pongo en Sión una piedra angular, escogida, preciosa; quien crea en ella, no será confundido. 7 Por eso, para vosotros, los creyentes, el honor; pero para los incrédulos: La piedra que rechazaron los constructores, ésta ha llegado a ser la piedra angular, 8 y piedra de tropiezo y roca de escándalo. Ellos tropiezan, porque no creen en la palabra: para esto habían sido destinados. 9 Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido en propiedad, para que pregonéis las maravillas de Aquel que os llamó de las tinieblas a su admirable luz. Todo el pasaje —compuesto ...

Ahora habéis vuelto al Pastor de vuestras almas (1 P 2,20b-25)

Domingo 4º de Pascua – A. 2ª lectura 20 Queridos hermanos, ¿qué mérito tenéis, si por vuestras faltas sois castigados y lo sufrís? En cambio, si obrando el bien soportáis el sufrimiento, eso es agradable a los ojos de Dios. 21 Pues para esto fuisteis llamados, ya que también Cristo padeció por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas: 22 él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño; 23 al ser insultado, no respondía con insultos; al ser maltratado, no amenazaba, sino que ponía su causa en manos del que juzga con justicia. 24 Subiendo al madero, él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia: y por sus llagas fuisteis sanados. 25 Porque erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas. Estos versículos contienen un bellísimo himno a Cristo en la cruz, en quien se han cumplido las profecías del Siervo doliente contenidas en el...

Rescatados por la sangre de Cristo (1 P 1,17-21)

Domingo 3º de Pascua – A. 2ª lectura 17 Y si llamáis Padre al que sin hacer acepción de personas juzga a cada uno según sus obras, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra conducta vana, heredada de vuestros mayores, no con bienes corruptibles, plata u oro, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como cordero sin defecto ni mancha, 20 predestinado ya antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos para vuestro bien; 21 para quienes por medio de él creéis en Dios, que le resucitó de entre los muertos y le glorificó, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza se dirijan a Dios. El fundamento de la liberación del pecado y de la santidad es el sacrifi­cio de Cristo. San Pedro acude a la imagen y al vocabulario de la redención de un esclavo que pasa a ser hombre libre. Es también una alusión al éxodo: tras la inmolación del cordero pascual, Israel fue liberado por Dios de la esclavitud de...

Por su gran misericordia nos ha engendrado a una esperanza viva (1 P 1,3-9)

Domingo 2º de Pascua – A. 2ª lectura 3 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nos ha engendrado de nuevo —mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos— a una esperanza viva, 4 a una herencia incorruptible, inmaculada y que no se marchita, reservada en los cielos para vosotros, 5 que, por el poder de Dios, estáis custodiados mediante la fe hasta alcanzar la salvación preparada ya para ser manifestada en el tiempo último. 6 Por eso os alegráis, aunque ahora, durante algún tiempo, tengáis que estar afligidos por diversas pruebas, 7 para que la calidad probada de vuestra fe —mucho más preciosa que el oro perecedero que, sin embargo, se acrisola por el fuego— sea hallada digna de alabanza, gloria y honor, cuando se manifieste Jesucristo: 8 a quien amáis sin haberlo visto; y en quien, sin verlo todavía, creéis y os alegráis con un gozo inefable y glorioso, 9 alcanzando así la meta de vuestra fe, la salvación de las almas. Lo...