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Mostrando entradas de agosto, 2024

La verdadera purificación (Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)

22º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 1 Se reunieron junto a él los fariseos y algunos escribas que habían llegado de Jerusalén, 2 y vieron a algunos de sus discípulos que comían los panes con manos impuras, es decir, sin lavar. 3 Pues los fariseos y todos los judíos nunca comen si no se lavan las manos muchas veces, observando la tradición de los mayores; 4 y cuando llegan de la plaza no comen, si no se purifican; y hay otras muchas cosas que guardan por tradición: purificaciones de las copas y de las jarras, de las vasijas de cobre y de los lechos. 5 Y le preguntaban los fariseos y los escribas: —¿Por qué tus discípulos no se comportan conforme a la tradición de los mayores, sino que comen el pan con manos impuras? 6    Él les respondió:   —Bien profetizó Isaías de vosotros, los hipócritas, como está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy lejos de mí. 7 Inútilmente me dan culto, mientras enseñan doctrinas que son preceptos humanos. 8 Aband

No sólo escuchar: poner en práctica (St 1, 17-18. 21 b-22. 27)

22º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 17 Toda dádiva generosa y todo don perfecto vienen de lo alto y descienden del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de mudanza. 18 Por libre decisión nos engendró con la palabra de la verdad, para que fuésemos como primicias de sus criaturas. 21b Recibid con mansedumbre la palabra sembrada en vosotros, capaz de salvar vuestras almas. 22 Pero tenéis que ponerla en práctica y no sólo escucharla engañándoos a vosotros mismos. 27 La religiosidad pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y guardarse incontaminado de este mundo. Comentario a Santiago 1,17-27 Ante las pruebas a las que se ven sometidos los destinatarios, Santiago es claro: de Dios únicamente puede provenir el bien. Nunca se puede atribuir a Dios la inclinación al pecado (cfr Si 15,11-13). Tampoco podría decirse que, al dar la libertad, Dios es causa del pecado. Éste surge cuando se cede a la seducci

¿Qué nación hay que tenga unas leyes tan justas como la que hoy os entrego? (Dt 4,1-2. 6-8)

22º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 1 Ahora, Israel, escucha las leyes y normas que yo os enseño a poner en práctica para que viváis y para que entrando en la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os da, toméis posesión de ella. 2 No añadáis nada a los mandamientos que os ordeno, ni tampoco omitáis nada de ellos, sino guardad los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os prescribo. 6 Observadlas y llevadlas a la práctica, pues serán vuestra sabiduría y vuestro discernimiento a los ojos de los pueblos que, al conocer todos estos mandatos, dirán: «En verdad esa gran nación es un pueblo sabio y juicioso». 7 Porque ¿qué nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos, como lo está el Señor, nuestro Dios, cuantas veces le invocamos? 8 Y ¿qué nación hay tan grande que tenga unas leyes y normas tan justas, como toda esta ley que hoy os entrego? Comentario a Deuteronomio 4,1-6 Después de recordar los principales sucesos del desierto a partir del Sinaí-Horeb, e

¿También vosotros queréis marcharos? (Jn 6,60-69)

21º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 60 Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: —Es dura esta enseñanza, ¿quién puede escucharla? 61 Jesús, conociendo en su interior que sus discípulos estaban murmurando de esto, les dijo: —¿Esto os escandaliza? 62 Pues, ¿si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? 63 El espíritu es el que da vida, la carne no sirve de nada: las palabras que os he hablado son espíritu y son vida. 64 Sin embargo, hay algunos de vosotros que no creen. En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que le iba a entregar. 65 Y añadía: —Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre. 66 Desde ese momento muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él. 67 Entonces Jesús les dijo a los doce: —¿También vosotros queréis marcharos? 68 Le respondió Simón Pedro: —Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; 69 nosotros hemos creído y c

El matrimonio cristiano (Ef 5,21-32)

21º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 21 Estad sujetos unos a otros en el temor de Cristo. 22 Las mujeres a sus maridos como al Señor, 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo, del cual él es el salvador. 24 Pues como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. 25 Maridos: amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella 26 para santificarla, purificándola mediante el baño del agua por la palabra, 27 para mostrar ante sí mismo a la Iglesia resplandeciente, sin mancha, arruga o cosa parecida, sino para que sea santa e inmaculada. 28 Así deben los maridos amar a sus mujeres, como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, 29 pues nadie aborrece nunca su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, como Cristo a la Iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se un

Serviremos al Señor (Jos 24,1-2a.15-17.18b)

21º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 1 Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem y llamó a los ancianos de Israel, a los jefes, a los jueces y a los capataces, y se presentaron delante de Dios. 2a Josué dijo a todo el pueblo: — 15 Si os parece mal servir al Señor, escoged hoy a quién vais a servir: a los dioses a los que sirvieron vuestros padres cuando estaban al otro lado del río o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Yo y mi casa serviremos al Señor. 16 El pueblo respondió diciendo: —¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses! 17 Porque el Señor, nuestro Dios, es quien nos ha subido a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre, y quien ha hecho ante nuestros ojos estos grandes signos; es el que nos ha guardado en todos los caminos por donde hemos marchado y en todos los pueblos por los que hemos pasado. 18b Nosotros serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios. Comentario a

Quien come este pan vivirá eternamente (Jn 6,51-58)

20º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo. 52 Los judíos se pusieron a discutir entre ellos: —¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: —En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. 57 Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí. 58 Éste es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come este pan vivirá eternamente. Comentario a Juan 6,51-58 En esta segunda parte del discurso, Cristo revela el mis

Llenaos del Espíritu (Ef 5,15-20)

20º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 15 Así pues, mirad con cuidado cómo vivís: no como necios, sino como sabios; 16 redimiendo el tiempo, porque los días son malos. 17 Por eso no os volváis insensatos, sino entended cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no os embriaguéis con vino, que lleva a la lujuria; al contrario, llenaos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, 20 dando gracias siempre por todas las cosas a Dios Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Comentario a Efesios 5,15-20 La vida nueva recibida en el Bautismo se caracteriza por la sensatez, frente a la necedad de quienes se empeñan en vivir de espaldas a Dios (cfr 1 Co 1,18). La consecuencia inmediata es hacer buen uso del tiempo que Dios nos da para santificarnos (v. 16) y vivir templadamente (v. 18), en alabanza a Dios (v. 19): «¡Qué cosa más estupenda que imitar en la tierra el coro de los ángeles!

El banquete de la sabiduría (Pr 9,1-6)

20º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 1 La Sabiduría edificó su casa, asentó sus siete columnas; 2 inmoló sus víctimas, mezcló su vino, preparó su mesa. 3 Envió a sus criadas, y clama desde la altura que domina la ciudad: 4 «Quien sea simple, venga acá». A los faltos de seso les dice: 5 «Venid, comed de mi pan, cy bebed del vino que he mezclado. 6 Dejad la simpleza y viviréis, avanzad por los caminos del discernimiento». Comentario a Proverbios 9,1-6 La introducción al libro de los Proverbios termina con una invitación de la Sabiduría a participar del banquete que ha preparado en su casa. La comida tiene un significado simbólico: es la enseñanza de los sabios, y la asimila quien la escucha (cfr Si 24,26-29; Ez 3). Ese alimento prefigura el verdadero Pan de Vida (cfr Jn 4,14; 6,35) que Dios entregará a los hombres, y que es el Cuerpo del Verbo Encarnado, de la Sabiduría hecha hombre. Un antiguo autor cristiano pone esas palabras en boca de Jesucristo:

Proclama mi alma las grandezas del Señor (Lc 1, 39-56)

La Asunción de la Virgen María – Evangelio 39 Por aquellos días, María se levantó y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.   41 Y cuando oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; 42 y exclamando en voz alta, dijo: -Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. 43 ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi Señor a visitarme? 44 Pues en cuanto llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno; 45 y bienaventurada tú, que has creído, porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte del Señor. 46 María exclamó: -Proclama mi alma las grandezas del Señor, 47 y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador: 48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones. 49 Porque ha hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso, cuyo nombre es Santo

Primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo (1Co 15,20-27a)

La Asunción de la Virgen María – 2ª lectura 20 Ahora bien, Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primer fruto de los que mueren. 21 Porque como por un hombre vino la muerte, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su propio orden: como primer fruto, Cristo; luego, con su venida, los que son de Cristo. 24 Después llegará el fin, cuando entregue el Reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, toda potestad y poder. 25 Pues es necesario que él reine, hasta que ponga a todos los enemigos bajo sus pies. 26 Como último enemigo será destruida la muerte. 27 porque ha sometido todas las cosas bajo sus pies. Comentario a 1 Corintios 15,20-27 La unión de los cristianos con Cristo es tan profunda que la resurrección de Jesucristo es principio y causa de nuestra resurrección. Como la desobediencia de Adán trajo la muerte de todos, Jesucristo —nuevo Adán—

Una mujer vestida de sol, la luna a sus pies (Ap 11, 19a; Ap 12, 1-6a.10ab)

La Asunción de la Virgen María – 1ª lectura 19a Y se abrió el templo de Dios en el cielo y en el Templo apareció el arca de su alianza. 12,1 Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Está encinta y grita al sufrir los dolores del parto y los tormentos de dar a luz. 3 Apareció entonces otra señal en el cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. 4 La cola arrastró una tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se puso delante de la mujer, que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. 5 Y dio a luz un hijo varón, el que va a regir a todas las naciones con cetro de hierro. Pero su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. 6 Entonces la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios. 10 Entonces oí en el cielo una fuerte voz que decía: Ahora ha llegado la salvac

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo (Jn 6,41-51)

19º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 41 Los judíos, entonces, comenzaron a murmurar de él por haber dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo». 42 Y decían: —¿No es éste Jesús, el hijo de José, de quien conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que ahora dice: «He bajado del cielo»? 43 Respondió Jesús y les dijo: —No murmuréis entre vosotros. 44 Nadie puede venir a mí si no le atrae el Padre que me ha enviado, y yo le resucitaré en el último día. 45 Está escrito en los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Todo el que ha escuchado al que viene del Padre, y ha aprendido, viene a mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre, sino que aquel que procede de Dios, ése ha visto al Padre. 47 En verdad, en verdad os digo que el que cree tiene vida eterna. 48 »Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron. 50 Éste es el pan que baja del cielo, para que si alguien lo come no muera. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. S

Caminad en el amor (Ef 4,30–5,2)

19º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 30 Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios con el que habéis sido sellados para el día de la redención. 31 Que desaparezca de vosotros toda amargura, ira, indignación, griterío o blasfemia y cualquier clase de malicia. 32 Sed, por el contrario, benévolos unos con otros, compasivos, perdonándoos mutuamente como Dios os perdonó en Cristo. 5,1 Imitad, por tanto, a Dios, como hijos queridísimos, 2 y caminad en el amor, lo mismo que Cristo nos amó y se entregó por nosotros como oblación y ofrenda de suave olor ante Dios. Comentario a Efesios 4,30 - 5,2 Cuando Israel fue redimido de la esclavitud egipcia, la sangre del cordero pascual con la que habían sido rociadas las puertas de las casas israelitas fue la señal distintiva de quienes debían salvarse. De modo análogo, el sello del Espíritu Santo, recibido en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, es la señal imborrable grabada en el alma de quienes son llamados a la sa

Levántate y come que te queda un largo camino (1 R 19,4-8)

19º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 4 Luego anduvo una jornada por el desierto y vino a sentarse debajo de una retama. Y se deseó la muerte diciendo: —Ya es demasiado, Señor, toma mi vida pues yo no soy mejor que mis padres. 5 Se echó y se quedó dormido debajo de la retama. De pronto, un ángel le tocó y le dijo: —Levántate y come. 6 Miró a su cabecera y había una torta asada y un jarro de agua. Él comió y bebió; luego se volvió a echar. 7 El ángel del Señor volvió a tocarle por segunda vez y le dijo: —Levántate y come porque te queda un camino demasiado largo. 8 Se levantó, comió y bebió; y con las fuerzas de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios. Comentario a 1 Reyes 19,4-8 Elías repite en cierto modo el camino del pueblo elegido al salir de Egipto perseguido por el faraón. El alimento que le da el ángel también ha sido visto en la tradición de la Iglesia como una figura de la Eucaristía ya que «los fieles, mient