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Mostrando las entradas etiquetadas como Vocación

La zarza ardiendo (Ex 3,1-8a.13-15)

3º domingo de Cuaresma – C. 1ª lectura 1 Moisés apacentaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; solía conducirlo al interior del desierto, llegando hasta el Horeb, el monte de Dios. 2 El ángel del Señor se le manifestó en forma de llama de fuego en medio de una zarza. Moisés miró: la zarza ardía pero no se consumía. 3 Y se dijo Moisés: «Voy a acercarme y comprobar esta visión prodigiosa: por qué no se consume la zarza». 4 Vio el Señor que Moisés se acercaba a mirar y lo llamó de entre la zarza: —¡Moisés, Moisés! Y respondió él: —Heme aquí. 5 Y dijo Dios: —No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar que pisas es tierra sagrada. 6 Y añadió: —Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán...

Pescador de hombres (Lc 5,1-11)

5º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 1 Estaba Jesús junto al lago de Genesaret y la multitud se agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago; los pescadores habían bajado de ellas y estaban lavando las redes. 3 Entonces, subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que la apartase un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba a la multitud desde la barca. 4 Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: —Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca. 5 Simón le contestó: —Maestro, hemos estado bregando durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu palabra echaré las redes. 6 Lo hicieron y recogieron gran cantidad de peces. Tantos, que las redes se rompían. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran y les ayudase...

Aquí estoy. Envíame a mí (Is 6,1-2a.3-8)

5º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 1 El año de la muerte del rey Uzías vi a mi Señor sentado en un trono excelso y elevado. El vuelo de su manto llenaba el Templo. 2a Unos serafines se mantenían por encima de Él. 3 Clamaban entre sí diciendo: —¡Santo, Santo, Santo es el Señor de los ejércitos! ¡Llena está toda la tierra de su gloria! 4 Retemblaron los soportes de los dinteles por el estruendo del clamor, mientras el Templo se llenaba de humo. 5 Entonces me dije: —¡Ay de mí, estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los ejércitos! 6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines portando una brasa que había tomado del altar con unas tenazas, 7 tocó mi boca y dijo: —Mira: esto ha tocado tus labios...

El joven rico (Mc 10,17-30)

28º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 17 Cuando salía para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? 18 Jesús le dijo: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno solo: Dios. 19 Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre. 20 —Maestro, todo esto lo he guardado desde mi adolescencia —respondió él. 21 Y Jesús fijó en él su mirada y quedó prendado de él. Y le dijo: —Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme. 22 Pero él, afligido por estas palabras, se marchó triste, porque tenía muchas posesiones. 23 Jesús, mirando a su alrededor, les dijo a sus discípulos: —¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas! 24 Los discípulos se qued...

Venid y veréis (Jn 1,35-42)

2º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 35 Al día siguiente estaban allí de nuevo Juan y dos de sus discípulos 36 y, fijándose en Jesús que pasaba, dijo: —Éste es el Cordero de Dios. 37 Los dos discípulos, al oírle hablar así, siguieron a Jesús. 38 Se volvió Jesús y, viendo que le seguían, les preguntó: —¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: —Rabbí —que significa: «Maestro»—, ¿dónde vives? 39 Les respondió: —Venid y veréis. Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. 40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41 Encontró primero a su hermano Simón y le dijo...

Habla Señor, que tu siervo escucha (1 S 3,3b-10.19)

2º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 3b  Samuel estaba acostado en el Santuario del Señor donde estaba el arca de Dios. 4 Entonces el Señor le llamó: —¡Samuel, Samuel! Él respondió: —Aquí estoy. 5 Y corrió hasta Elí y le dijo: —Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí le respondió: —No te he llamado. Vuelve a acostarte. Y fue a acostarse. 6 El Señor lo llamó de nuevo: —¡Samuel! Se levantó, fue hasta Elí y le dijo: —Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí contestó: —No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte 7 —Samuel todavía no reconocía al Señor, pues aún no se le había revelado la palabra del Señor. 8 Volvió a llamar el Señor por tercera vez a Samuel. Él se levantó, fu...

David es ungido rey de Israel (1 S 16,1b.6-7.10-13a)

4º domingo de Cuaresma – A. 1ª lectura 1 Dijo el Señor a Samuel: — Llena el cuerno de aceite y ven, que voy a enviarte a Jesé de Belén, porque he elegido entre sus hijos un rey para mí. 6 Cuando entraron, Samuel vio a Eliab y se dijo: «Seguramente está ante el Señor su ungido». 7 Pero el Señor dijo a Samuel: —No te fijes en su apariencia, ni en su gran estatura, pues lo he descartado. La mirada de Dios no es como la del hombre. El hombre mira las apariencias pero el Señor mira el corazón. 10 Fue llevando Jesé a sus siete hijos, pero Samuel dijo lo mismo: —No ha elegido el Señor a ninguno de éstos. 11 Samuel dijo entonces a Jesé: —¿No te quedan más hijos? Él respondió: —Todavía queda el más pequeño que está apacentando el rebaño. Samuel dijo a Jesé: —Manda que lo traigan, pues no nos sentaremos hasta que haya llegado. 12 Jesé mandó que lo trajeran. Era rubio, de ojos hermosos y de buena presencia. El Señor dijo a Samuel: —Levántate y úngelo. Él es. 13 ...

Vocación de Abrahán (Gn 12,1-4a)

2º domingo de Cuaresma – A. 1ª lectura 1 El Señor dijo a Abrán:           —Vete de tu tierra y de tu patria y de casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré; 2 de ti haré un gran pueblo, te bendeciré, y engrandeceré tu nombre que servirá de bendición. 3 Bendeciré a quienes te bendigan, y maldeciré a quienes te maldigan; en ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. 4 Abrán se marchó tal como le había mandado el Señor, y con él fue Lot. La llamada de Dios a Abrahán (nombre que Dios le dará en lugar de Abrán; cfr 17,5) significa el comienzo de una nueva etapa en la relación de Dios con la humanidad, pues la alianza con Abrahán redundará en bendición para todos los pueblos. Conlleva la exigencia de romper con los vínculos terrenos, familiares y locales, apoyándose exclusivamente en la promesa de Dios: una tierra desconocida, una descendencia numerosa —siendo su esposa estéril (cfr 11,30)—, y la ...

Exigencias del seguimiento de Jesús (Lc 9,51-62)

13º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 51 Cuando iba a cumplirse el tiempo de su partida, Jesús decidió firmemente marchar hacia Jerusalén. 52 Y envió por delante a unos mensajeros, que entraron en una aldea de samaritanos para prepararle hospedaje, 53 pero no le acogieron porque llevaba la intención de ir a Jerusalén. 54 Al ver esto, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: —Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma? 55 Pero él se volvió hacia ellos y les reprendió. 56 Y se fueron a otra aldea. 57 Mientras iban de camino, uno le dijo: —Te seguiré adonde vayas. 58 Jesús le dijo: —Las zorras tienen sus guaridas y los pájaros del cielo sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. 59 A otro le dijo: —Sígueme. Pero éste contestó: —Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. 60 —Deja a los muertos enterrar a sus muertos —le respondió Jesús—; tú vete a anunciar el Reino de Dios. 61 Y otro dijo: ...

Vocación de Eliseo (1R 19,16b.19-21)

13º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura En aquellos días, el Señor dijo a Elías: – 16b A Eliseo, hijo de Safat, de Abel-Mejolá, lo ungirás profeta sucesor tuyo. 19 Elías se marchó de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes por delante; él iba con la duodécima. Elías pasó junto a él y le echó el manto por encima. 20 Él dejó los bueyes y corrió detrás de Elías diciendo: —Permíteme ir a besar a mi padre y a mi madre, y te seguiré. Le respondió: —Vete y luego vuelve, porque ¿qué es lo que te he hecho? 21 Aquél se dio la vuelta, tomó la yunta de bueyes y la sacrificó. Con los yugos de los bueyes coció la carne y la repartió a la gente para que comieran. Después se preparó y siguió a Elías poniéndose a su servicio. La respuesta de Eliseo a la llamada de Elías es ejemplar: deja todo y se pone al servicio del profeta. Así será también la respuesta de los Apóstoles a Jesús (cfr Mt 4,20.22; etc.) y así habrá de ser la respu...

Habla Señor, que tu siervo escucha (1 S 3,3b-10.19)

  2º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 3b   Samuel estaba acostado en el Santuario del Señor donde estaba el arca de Dios. 4 Entonces el Señor le llamó: —¡Samuel, Samuel! Él respondió: —Aquí estoy. 5 Y corrió hasta Elí y le dijo: —Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí le respondió: —No te he llamado. Vuelve a acostarte. Y fue a acostarse. 6 El Señor lo llamó de nuevo: —¡Samuel! Se levantó, fue hasta Elí y le dijo: —Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí contestó: —No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte 7 —Samuel todavía no reconocía al Señor, pues aún no se le había revelado la palabra del Señor. 8 Volvió a llamar el Señor por tercera vez a Samuel. Él se levantó, fue hasta Elí y le dijo: —Aquí estoy porque me has llamado. Comprendió entonces Elí que era el Señor quien llamaba al joven, 9 y le dijo: —Vuelve a acostarte y si te llaman dirás: «Habla, Señor, que tu siervo escucha». Samuel se fue y se acostó en su ap...

La vocación de Pablo (Ga 1, 11-19)

10º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 11 Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio que yo os he anunciado no es algo humano; 12 pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. 13 Porque habéis oído de mi conducta anterior en el judaísmo: cómo perseguía con saña a la Iglesia de Dios y la combatía, 14 y aventajaba en el judaísmo a muchos contemporáneos de mi raza, por ser extremadamente celoso de las tradiciones de mis padres. 15 Pero cuando Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien 16 revelar en mí a su Hijo para que le anunciara entre los gentiles, enseguida, sin pedir consejo a la carne ni a la sangre, 17 y sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles, mis predecesores, me retiré a Arabia, y de nuevo volví a Damasco. 18 Luego, tres años después, subí a Jerusalén para ver a Cefas, y permanecí a su lado quince días; 19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a San...