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Mostrando las entradas etiquetadas como Pecado

Por un hombre entró el pecado en el mundo (Rm 5,12-15)

12º domingo del Tiempo ordinario – A . 2ª lectura 12 Por tanto, así como por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y a través del pecado la muerte, y de esta forma la muerte llegó a todos los hombres, porque todos pecaron... 13 Pues, hasta la Ley, había pecado en el mundo, pero no se puede acusar de pecado cuando no existe ley; 14 con todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre aquellos que no cometieron una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que había de venir. 15 Pero el don no es como la caída; porque si por la caída de uno solo murieron todos, cuánto más la gracia de Dios y el don que se da en la gracia de un solo hombre, Jesucristo, sobreabundó para todos. San Pablo enseña lo que ha sido cumplido por medio de Cristo con los descendientes de Adán. Gracia y vida se contrastan con pecado y muerte. A diferencia de la transgresión de Adán, que llevó a todos a la condenación, la obediencia y justicia de Cristo conduce a...

Creación y pecado (Gn 2,7-9; 3,1-7)

1º domingo de Cuaresma – A. 1ª lectura 7 El Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, insufló en sus narices aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo. 8 El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. 9 El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer; y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.   1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que había hecho el Señor Dios, y dijo a la mujer: —¿De modo que os ha mandado Dios que no comáis de ningún árbol del jardín? 2 La mujer respondió a la serpiente: —Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; 3 pero Dios nos ha mandado: «No comáis ni toquéis el fruto del árbol que está en medio del jardín, pues moriríais». 4 La serpiente dijo a la mujer: —No moriréis en modo alguno; 5 es que Dios sabe que el día que comáis de él se o...

Un Dios que perdona (Lc 15,1-32)

24º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 1 Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. 2 Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: —Éste recibe a los pecadores y come con ellos. 3 Entonces les propuso esta parábola: 4 —¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y sale en busca de la que se perdió hasta encontrarla? 5 Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, 6 y, al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: «Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió». 7 Os digo que, del mismo modo, habrá en el cielo mayor alegría por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión. 8 ¿O qué mujer, si tiene diez dracmas y pierde una, no enciende una luz y barre la casa y busca cuidadosamente hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas y les dice: «Alegraos conmigo, porque he ...

Pecado y arrepentimiento de David (2 S 12,7-10.13)

11º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 7 Dijo entonces Natán a David: —Tú eres ese hombre. Así dice el Señor, Dios de Is­rael: «Yo te he ungido como rey de Israel; Yo te he librado de la mano de Saúl; 8 te he entregado la casa de tu señor y he puesto en tu regazo las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y, por si fuera poco, voy a añadirte muchas cosas más. 9 ¿Por qué has despreciado al Señor, haciendo lo que más le desagrada? Has matado a espada a Urías, el hitita; has tomado su mujer como esposa tuya y lo has matado con la espada de los amonitas. 10 Por todo esto, por haberme despreciado y haber tomado como esposa la mujer de Urías, el hitita, la espada no se apartará nunca de tu casa». 13 David dijo a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán le respondió: —El Señor ya ha perdonado tu pecado. No morirás. En el párrafo anterior a éste, Natán acaba de interpelar a David con una de las parábolas más bellas del Antiguo Testamento provoca...