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No quedará piedra sobre piedra (Lc 21,5-19)

33º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 5 Como algunos le hablaban del Templo , que estaba adornado con bellas piedras y ofrendas votivas , dijo: 6 —Vendrán días en los que de esto que veis no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida. 7 Le preguntaron: —Maestro, ¿cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal de que están a punto de suceder? 8 Él dijo: —Mirad, no os dejéis engañar; porque vendrán en mi nombre muchos diciendo: «Yo soy», y «el momento está próximo». No les sigáis. 9 Cuando oigáis hablar de guerras y de revoluciones, no os aterréis, porque es necesario que sucedan primero estas cosas. Pero el fin no es inmediato. 10 Entonces les decía: —Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino; 11 habrá grandes terremotos y hambre y peste en diversos lugares; habrá cosas aterradoras y grandes señales en el cielo. 12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, llevándoos ante reye...

La serpiente de bronce (Nm 21,4b-9)

Exaltación de la Santa Cruz – 1ª lectura

4b En el camino desfalleció el ánimo del pueblo. 5 El pueblo habló contra Dios y contra Moisés:
—¿Por qué nos habéis hecho subir de Egipto para morir en este desierto, donde no hay pan ni agua y nuestra alma no puede más con este alimento tan ligero?
6 El Señor les envió serpientes venenosas que mordieron al pueblo, y murió mucha gente de Israel. 7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:
—Hemos pecado porque hemos hablado contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros las serpientes.
Y Moisés oró por el pueblo. 8 El Señor dijo a Moisés:
—Haz una serpiente venenosa y ponla sobre un mástil, y todo el que haya sido mordido y la mire, vivirá.
9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil, y si alguien había sido mordido por una serpiente, miraba fijamente la serpiente de bronce y vivía.

Comentario a Números 21,4-9

El pueblo continúa protestando contra Moisés, ahora a causa de aquel gran rodeo en torno a Edom. Pero esa protesta es, al mismo tiempo, contra Dios. Ante el castigo, Moisés se convierte una vez más en intercesor a favor del pueblo. Los sucesos a los que alude el relato pudieron tener lugar en la zona de la Arabá, donde ya desde el siglo XIII a.C. se explotaron minas de cobre. En la ac­tual Timná se ha encontrado un santuario egipcio con una serpiente de cobre, señal de que a estas serpientes se les atribuía algún poder mágico.

Este pasaje de Números es interpretado en Sb 16,5-12 donde se resalta que quien curaba no era la serpiente, sino la misericordia de Dios, mientras que la serpiente era una señal de la salvación que Dios ofrece a todos los hombres. La serpiente de bronce vuelve a mencionarse en el Evangelio como tipo de Cristo clavado en la cruz, causa de salvación para cuantos dirigen a Él su mirada con fe: «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es preciso que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga vida eterna en él» (Jn 3,14-15). En el Evangelio se contempla la acción salvadora de la serpiente levantada en lo alto aludiendo al levantamiento de Jesús en la Cruz y a su eficacia salvífica. Cuando Cristo es alzado sobre todas las realidades humanas, eleva todas las cosas hacia él, de modo que su glorificación es medio de curación definitiva para toda la humanidad.

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