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Mostrando las entradas etiquetadas como Conversión

Dar fruto (Lc 13,1-9)

3º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Estaban presentes en aquel momento unos que le contaban lo de los galileos, cuya sangre mezcló Pilato con la de sus sacrificios. 2 Y en respuesta les dijo: —¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los galileos, porque padecieron tales cosas? 3 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que vivían en Jerusalén? 5 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente. 6 Les decía esta parábola: —Un hombre tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar en ella fruto y no lo encontró. 7 Entonces le dijo al viñador: «Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en e...

Buscad al Señor (Is 55,6-9)

25º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura 6 Buscad al Señor mientras se le puede encontrar. Invocadle mientras está cerca. 7 Que el impío deje su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; que se convierta al Señor y se compadecerá de él, a nuestro Dios, que es pródigo en perdonar. 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos, mis caminos —oráculo del Señor—. 9 Tan elevados como son los cielos sobre la tierra, así son mis caminos sobre vuestros caminos y mis pensamientos sobre vuestros pensamientos. En este capítulo de Isaías se recogen algunos oráculos que constituyen una llamada a la conversión a Dios, a beneficiarse de sus dones salvíficos que se reparten gratuitamente: «Venid a las aguas» (v. 1), «venid a Mí» (v. 3), «buscad al Señor» (v. 6), «que el impío deje su camino» (v. 7). En su origen la llamada se dirige a los exiliados en Babilonia, para que vuelvan a Jerusalén; pero la exhortación transciende cualqui...

Convertíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo (Hch 2,14.36-41)

Domingo 4º de Pascua – A. 1ª lectura 14 Entonces Pedro, de pie con los once, alzó la voz para hablarles así: — 36 Sepa con seguridad toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis. 37 Al oír esto se dolieron de corazón y les dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: —¿Qué tenemos que hacer, hermanos? 38 Pedro les dijo: —Convertíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para todos los que quiera llamar el Señor Dios nuestro. 40 Con otras muchas palabras dio testimonio y les exhortaba diciendo: —Salvaos de esta generación perversa. 41 Ellos aceptaron su palabra y fueron bautizados; y aquel día se les unieron unas tres mil almas. El Bautismo que prescribe el Apóstol no es como el del Bautista, sino que incluye el don...