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Mostrando las entradas etiquetadas como 2 Reyes

Comed, que sobrará (2 R 4,42-44)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 42 Vino un hombre de Baal-Salisá y trajo al hombre de Dios pan de las primicias, veinte panes de cebada y trigo nuevo en su alforja. Y dijo Eliseo: —Dadlo a la gente para que coma. 43 Pero su administrador replicó: —¿Qué voy a dar con esto a cien hombres? Le respondió: —Dáselo a la gente y que coman, porque así dice el Señor: «Comed, que sobrará». 44 Él les sirvió; comieron y sobró conforme a la palabra del Señor. Comentario a 2 Reyes 4,42-44 Baal-Salisá estaba situada a unos 25 km. al oeste de Guilgal. Puesto que el pan de las primicias estaba destinado a Dios (cfr Lv 23,17-18) aquel hombre se lo ofrece a Eliseo como profeta del Señor; pero éste, dada la carestía existente, quiere compartirlo. Es probable que esos cien hombres pertenecieran a los círculos ...

Es un hombre santo de Dios (2 R 4,8-11.14-16a)

13º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura 8 Un día Eliseo pasaba por Sunem, y vivía allí una mujer importante que le porfiaba para que se quedara a comer. Desde aquel día, cuando pasaba se quedaba allí a comer. 9 Dijo la mujer a su marido: —Mira, sé que el que pasa siempre junto a nosotros es un hombre de Dios, un santo. 10 Por favor, hagamos una pequeña habitación en la parte de arriba y pongamos allí una cama, una mesa, una silla y un candelabro, y así, cuando venga a nosotros, se instalará ahí. 11 Un día llegó allí Eliseo, se instaló en la habitación y se acostó. 14 Eliseo preguntó: —¿Qué hacer, pues, por ella? Respondió Guejazí: —No tiene hijos y su marido es anciano. 15 Dijo Eliseo: —Llámala. La llamó de nuevo y ella se detuvo en la puerta. 16 Él le dijo: —El año próximo, por este tiempo, tú abrazarás un hijo. Eliseo aparece como un profeta itinerante que sólo va acompañado por su criado y que tiene su punto de referencia en el Carmelo: s...

La curación de Naamán el sirio (2 R 5,14-17)

28º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 14 Naamán bajó y se metió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios, y entonces su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio. 15 Volvió con todo su acompañamiento adonde estaba el hombre de Dios, entró y se detuvo ante él diciendo: —Reconozco ciertamente que no hay otro Dios en toda la tierra sino el Dios de Israel. Ahora, por favor, recibe un regalo de tu siervo. 16 Le respondió: —Por la vida del Señor en cuya presencia me mantengo, que no lo aceptaré. Le insistió para que lo aceptase, pero él rehusó. 17 Dijo entonces Naamán: —Pues si no, que se le conceda a tu siervo la carga de tierra de un par de mulas, pues tu siervo no ha de ofrecer holocausto ni sacrificio alguno a otros dioses, sino al Señor. La curación se debe a Dios, como lo reconocerá Naamán, y no a una cualidad especial de aquellas aguas. Pero se requiere la obediencia probada, que en la historia de Naamán queda refl...