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Jesucristo, Sumo Sacerdote (Hb 4,14-16; 5,7-9)

Viernes Santo – 2ª lectura 14 Ya que tenemos un Sumo Sacerdote que ha entrado en los cielos —Jesús, el Hijo de Dios—, mantengamos firme nuestra confesión de fe. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino que, de manera semejante a nosotros, ha sido probado en todo, excepto en el pecado. 16 Por lo tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para que alcancemos misericordia y encontremos la gracia que nos ayude en el momento oportuno. 7 Él, en los días de su vida en la tierra, ofreció con gran clamor y lágrimas oraciones y súplicas al que podía salvarle de la muerte, y fue escuchado por su piedad filial, 8 y, aun siendo Hijo, aprendió por los padecimientos la obediencia. 9 Y, llegado a la perfección, se ha hecho causa de salvación eterna para todos los que le obedecen. El cristiano debe poner su confianza en el nuevo Sumo Sacerdote, Cristo, que penetró en los cielos, y en su misericordia, porque se compadece de nuest...

Tus pecados te son perdonados (Mc 2,1-12)

  7º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 1 Y, al cabo de unos días, entró de nuevo en Cafarnaún. Se supo que estaba en casa 2 y se juntaron tantos, que ni siquiera ante la puerta había ya sitio. Y les predicaba la palabra. 3 Entonces vinieron trayéndole un paralítico, llevado entre cuatro. 4 Y como no podían acercarlo hasta él a causa del gentío, levantaron la techumbre por el sitio en donde se encontraba y, después de hacer un agujero, descolgaron la camilla en la que yacía el paralítico. 5 Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: —Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, y pensaban en sus corazones: 7 «¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?» 8 Y enseguida, conociendo Jesús en su espíritu que pensaban para sus adentros de este modo, les dijo: —¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil decirle al paralítico: «Tus pecados te son perdona...

Nos dio el Espíritu en nuestros corazones (2 Co 1,18-22)

7º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura 18 Por la fidelidad de Dios, que la palabra que os dirigimos no es sí y no. 19 Porque Jesucristo, el Hijo de Dios —que os predicamos Silvano, Timoteo y yo— no fue sí y no, sino que en él se ha hecho realidad el sí. 20 Porque cuantas promesas hay de Dios, en él tienen su sí; por eso también decimos por su mediación el Amén a Dios para su gloria. 21 Y es Dios quien nos confirma con vosotros en Cristo, y quien nos ungió, 22 y quien nos marcó con su sello, y nos dio como arras el Espíritu en nuestros corazones. San Pablo se había propuesto ir a Corinto, Macedonia, Corinto y Judea. Sin embargo, la visita a Corinto se retrasó por alguna razón que se desconoce, quizás por algún incidente desagradable ocurrido en una visita anterior (cfr 2 Co 2,5-11). San Pablo justifica su cambio de programa con tres razones adecuadas: la fidelidad a Dios y a Cristo que es el sí del Padre (v. 19), la obediencia a Dios a quien prestamos asentimiento y sumi...