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No quedará piedra sobre piedra (Lc 21,5-19)

33º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 5 Como algunos le hablaban del Templo , que estaba adornado con bellas piedras y ofrendas votivas , dijo: 6 —Vendrán días en los que de esto que veis no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida. 7 Le preguntaron: —Maestro, ¿cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal de que están a punto de suceder? 8 Él dijo: —Mirad, no os dejéis engañar; porque vendrán en mi nombre muchos diciendo: «Yo soy», y «el momento está próximo». No les sigáis. 9 Cuando oigáis hablar de guerras y de revoluciones, no os aterréis, porque es necesario que sucedan primero estas cosas. Pero el fin no es inmediato. 10 Entonces les decía: —Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino; 11 habrá grandes terremotos y hambre y peste en diversos lugares; habrá cosas aterradoras y grandes señales en el cielo. 12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, llevándoos ante reye...

Nos dio el Espíritu en nuestros corazones (2 Co 1,18-22)


7º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura
18 Por la fidelidad de Dios, que la palabra que os dirigimos no es sí y no. 19 Porque Jesucristo, el Hijo de Dios —que os predicamos Silvano, Timoteo y yo— no fue sí y no, sino que en él se ha hecho realidad el sí. 20 Porque cuantas promesas hay de Dios, en él tienen su sí; por eso también decimos por su mediación el Amén a Dios para su gloria. 21 Y es Dios quien nos confirma con vosotros en Cristo, y quien nos ungió, 22 y quien nos marcó con su sello, y nos dio como arras el Espíritu en nuestros corazones.
San Pablo se había propuesto ir a Corinto, Macedonia, Corinto y Judea. Sin embargo, la visita a Corinto se retrasó por alguna razón que se desconoce, quizás por algún incidente desagradable ocurrido en una visita anterior (cfr 2 Co 2,5-11). San Pablo justifica su cambio de programa con tres razones adecuadas: la fidelidad a Dios y a Cristo que es el sí del Padre (v. 19), la obediencia a Dios a quien prestamos asentimiento y sumisión, cuando decimos el Amén (v. 20), y el deseo de no entristecer a los corintios (v. 23).
«Nos marcó con su sello» (v. 22). El sello es un símbolo cercano al de la unción, uno de los más significativos del Espíritu Santo: «Como la imagen del sello [sphragis] indica el carácter indeleble de la Unción del Espíritu Santo en los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden, esta imagen se ha utilizado en ciertas tradiciones teológicas para expresar el “carácter” imborrable impreso por estos tres sacramentos, los cuales no pueden ser reiterados» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 698). Como en otros lugares de la carta (cfr 3,3; 13,13) se mencionan aquí las tres personas de la Santísima Trinidad: Dios (Padre) que nos ha ungido (v. 21), el Hijo, Cristo, que nos sostiene y el Espíritu Santo que se nos da como primicia o arras.

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Acuérdate de mí, cuando llegues a tu reino (Lc 23,35-43)

34º domingo del Tiempo ordinario – Cristo Rey - C. 1ª lectura 35 El pueblo estaba mirando, y los jefes se burlaban de él y decían: —Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido. 36 Los soldados se burlaban también de él; se acercaban y ofreciéndole vinagre 37 decían: —Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Encima de él había una inscripción: «Éste es el Rey de los judíos». 39 Uno de los malhechores crucificados le injuriaba diciendo: —¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y a nosotros. 40 Pero el otro le reprendía: —¿Ni siquiera tú, que estás en el mismo suplicio, temes a Dios? 41 Nosotros estamos aquí justamente, porque recibimos lo merecido por lo que hemos hecho; pero éste no ha hecho ningún mal. 42 Y decía: —Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino. 43 Y le respondió: —En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso. El episodio del «buen ladrón» es narrado sólo por Lucas. Aquel ...