Ir al contenido principal

Quien comenzó en vosotros la obra buena la llevará a cabo (Flp 1,4-6.8-11)

2º domingo de Adviento – C. 2ª lectura

4 Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con alegría, 5 por vuestra participación en la difusión del Evangelio desde el primer día hasta hoy, 6 convencido de que quien comenzó en vosotros la obra buena la llevará a cabo hasta el día de Cristo Jesús. 8 Dios es testigo de cómo os amo a todos vosotros en las entrañas de Cristo Jesús. 9 Pido también que vuestro amor crezca cada vez más en perfecto conocimiento y en plena sensatez, 10 para que sepáis discernir lo mejor, a fin de que seáis puros y sin falta hasta el día de Cristo, 11 llenos de los frutos de justicia que proceden de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

Comentario a Filipenses 1,4-11

La alegría es una de las notas sobresalientes de este escrito (cfr 3,1; 4,4), causada de modo especial por el buen espíritu y comportamiento de los filipenses. A ella se refiere Pablo como uno de los frutos del Espíritu Santo (cfr Ga 5,22). Proviene de la unión con Dios y del descubrimiento de la amorosa pro­videncia con la que Dios vela por sus criaturas y, de modo particular, por sus hijos. La alegría da serenidad, paz y objetividad al cristiano en todas las acciones de su vida.

El Magisterio de la Iglesia, a partir de las palabras del v. 6, ha enseñado, frente a la herejía pelagiana, que tanto el inicio de la fe, como su aumento, y el acto de fe por el que creemos, son fruto del don de la gracia y de la libre correspondencia humana (cfr Conc. II de Orange, can. 5). Siglos más tarde, el Concilio de Trento reiteró esta enseñanza: así como Dios ha empezado la obra buena, la acabará, si los hombres cooperamos con su gracia (cfr De iustificatione, cap. 13). Junto a esa confianza en el auxilio divino es necesario el esfuerzo personal por corresponder a la gracia, pues, en palabras de San Agustín, «Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti» (Sermones 169,13).

La identificación de San Pablo con Jesucristo es tan grande que puede decir que han pasado a su corazón los mismos afectos del corazón de Cristo (v. 8).

El crecimiento en la caridad (v. 9) estimula el empeño por alcanzar un mayor «conocimiento» de Dios. «El que ama —dice Santo Tomás— no se contenta con un conocimiento superficial del amado, sino que se esfuerza por conocer cada una de las cosas que le pertenecen, y así penetra hasta su interior» (Summa theologiae 1-2,28,2c).

Comentarios

Entradas más visitadas de este blog

Himno a la caridad (1 Co 12,31—13,13)

4º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 12,31 Aspirad a los carismas mejores. Sin embargo, todavía os voy a mostrar un camino más excelente. 13,1 Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, sería como el bronce que resuena o un golpear de platillos. 2 Y aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tuviera tanta fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, no sería nada. 3 Y aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo para dejarme quemar, si no tengo caridad, de nada me aprovecharía. 4 La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, 5 no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, 6 no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; 7 todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 La caridad n...

Lo reconocieron al partir el pan (Lc 24,13-35)

Domingo 3º de Pascua – A. Evangelio 13 Ese mismo día, dos de ellos se dirigían a una aldea llamada Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta estadios. 14 Iban conversando entre sí de todo lo que había acontecido. 15 Y mientras comentaban y discutían, el propio Jesús se acercó y se puso a caminar con ellos, 16 aunque sus ojos eran incapaces de reconocerle. 17 Y les dijo: —¿De qué veníais hablando entre vosotros por el camino? Y se detuvieron entristecidos. 18 Uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: —¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días? 19 Él les dijo: —¿Qué ha pasado? Y le contestaron: —Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y ante todo el pueblo: 20 cómo los príncipes de los sacerdotes y nuestros magistrados lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. 21 Sin embargo nosotros esperábamos que él sería quien redimiera a Israel. Pero con todo, es...

Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro (Is 22,19-23)

21º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura Así dice el Señor a Sebná, mayordomo de palacio: 19 Te depondré de tu cargo, te derrocaré de tu puesto. 20 Aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim, hijo de Jilquías. 21 Lo revestiré con tu túnica, le ceñiré con tu cinturón, pondré en su mano tu poder, y será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. 22 Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro: abrirá y no habrá quien cierre, cerrará y no habrá quien abra. 23 Lo hincaré como clavo en sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre. Sebná era un importante funcionario de la corte real, que es también mencionado en otros textos (Is 36,3.11.22; 37,2 y 2 R 18,26.37; 19,2). Quizá fue un extranjero que, después de gozar de gran predicamento en el palacio de Ezequías, fue desplazado y sustituido por Eliaquim. Isaías le reprocha a Sebná su afán de ostentación (v. 16) y le anuncia su destitución (vv. 17-19.2...