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No quedará piedra sobre piedra (Lc 21,5-19)

33º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 5 Como algunos le hablaban del Templo , que estaba adornado con bellas piedras y ofrendas votivas , dijo: 6 —Vendrán días en los que de esto que veis no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida. 7 Le preguntaron: —Maestro, ¿cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal de que están a punto de suceder? 8 Él dijo: —Mirad, no os dejéis engañar; porque vendrán en mi nombre muchos diciendo: «Yo soy», y «el momento está próximo». No les sigáis. 9 Cuando oigáis hablar de guerras y de revoluciones, no os aterréis, porque es necesario que sucedan primero estas cosas. Pero el fin no es inmediato. 10 Entonces les decía: —Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino; 11 habrá grandes terremotos y hambre y peste en diversos lugares; habrá cosas aterradoras y grandes señales en el cielo. 12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, llevándoos ante reye...

Le pusieron por nombre Jesús (Lc 2,16-21)

Santa María, Madre de Dios - Evangelio

16 Los pastores vinieron presurosos y encontraron a María y a José y al niño reclinado en el pesebre. 17 Al verlo, reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas sobre este niño. 18 Y todos los que lo oyeron se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho. 19 María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón.

20 Y los pastores regresaron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según les fue dicho.
21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como le había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno.

Comentario a Lucas 2,16-21

Dice el evangelista que los pastores fueron deprisa (v. 16) a Belén, porque como recuerda San Ambrosio «nadie busca a Cristo perezosamente» (Expositio Evangelii secundum Lucam, ad loc). Ya antes se había dicho que tras la Anunciación, Nuestra Señora, había ido deprisa (1,39) a visitar a Santa Isabel. El alma que ha dado entrada a Dios en su corazón vive con alegría la visita del Señor, y esa alegría da alas a su corazón.

En el Antiguo Testamento la circuncisión era el rito por el que un varón entraba a formar parte del pueblo elegido. Dios la había ordenado a Abrahán como señal de la Alianza con él y sus descendientes (Gn 17,10-14). Incluía la operación sobre el cuerpo, unas bendiciones y la imposición del nombre. Como otras veces (cfr. Lc 2,22-24.41), José y María cumplieron sus obligaciones legales, como las demás familias israelitas. Con este acto se señala la inserción de Jesús en su pueblo. En el Concilio de Jerusalén, hacia el año 49, los Apóstoles declararon abolida la necesidad del antiguo rito, que es sustituido ahora por el Bautismo, por el que el cristiano queda incorporado a la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios (cfr Hch 15,1-21; cfr también Catecismo de la Iglesia Católica, n. 527).

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Quien no quiera trabajar, que no coma (2 Ts 3,7-12)

33º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 7 Vosotros sabéis bien cómo debéis imitarnos, porque entre vosotros no estuvimos ociosos; 8 y no comimos gratis el pan de nadie, sino que trabajamos día y noche con esfuerzo y fatiga, para no ser gravosos a ninguno. 9 No porque no tuviéramos derecho, sino para mostrarnos ante vosotros como modelo que imitar. 10 Pues también cuando estábamos con vosotros os dábamos esta norma: «Si alguno no quiere trabajar, que no coma». 11 Pues oímos que hay algunos que andan ociosos entre vosotros sin hacer nada pero curioseándolo todo. 12 A esos les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo a que coman su propio pan trabajando con serenidad. Comentario a 2 Tesalonicenses 3,7-12 Pensando equivocadamente en la inminencia de la Parusía, había en Te­salónica algunos que no trabajaban . Por eso, el recuerdo del trabajo abnegado de San Pablo , para ganarse allí el sustento y no resultar gravoso a nadie, debía ser estímulo para los tesalonicenses ....