4º domingo de Adviento – C. 2ª lectura
Comentario a Hebreos 10,5-10
La eficacia del sacrificio de Cristo radica en la obediencia perfecta a la voluntad del Padre (cfr 5,9). Ésta es la razón de la Encarnación, a la que se alude en los vv. 5-7 con una cita del Sal 40 según la versión griega. Por eso, la liturgia de la Iglesia recuerda este texto (vv. 4-10) en varios momentos, especialmente en la solemnidad de la Anunciación del Señor. «[Las palabras del salmo] nos hacen como penetrar en los abismos insondables de este abajamiento del Verbo, de este humillarse por amor de los hombres hasta la muerte de Cruz (...) ¿Por qué esta obediencia, por qué este abajamiento, por qué este sufrimiento? Nos responde el Credo: “Propter nos homines et propter nostram salutem: por nosotros los hombres y por nuestra salvación” Jesús bajó del cielo para hacer subir allá arriba con pleno derecho al hombre, y, haciéndolo hijo en el Hijo, para restituirlo a la dignidad perdida con el pecado (...). Acojámosle. Digámosle también nosotros: Aquí estoy, vengo a hacer tu voluntad» (Juan Pablo II, Audiencia general, 25-III-1981).
Comentarios