Ir al contenido principal

La multiplicación de los panes (Mt 14,13-21)

18º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio
13 Al oírlo Jesús se alejó de allí en una barca hacia un lugar apartado él solo. Cuando la gente se enteró le siguió a pie desde las ciudades. 14 Al desembarcar vio una gran muchedumbre y se llenó de compasión por ella y curó a los enfermos. 15 Al atardecer se acercaron sus discípulos y le dijeron:
—Éste es un lugar apartado y ya ha pasado la hora; despide a la gente para que vayan a las aldeas a comprarse alimentos.
16 Pero Jesús les dijo:
—No hace falta que se vayan, dadles vosotros de comer.
17 Ellos le respondieron:
—Aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.
18 Él les dijo:
—Traédmelos aquí.
19 Entonces mandó a la gente que se acomodara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. 20 Comieron todos hasta que quedaron satisfechos, y de los trozos que sobraron recogieron doce cestos llenos. 21 Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Con la multiplicación de los panes el Señor indica simbólicamente la formación del nuevo Pueblo de Dios. San Mateo se fija especialmente en los sentimientos del corazón del Señor ante las necesidades de los hombres. Por eso, además del milagro de la multiplicación, recuerda la curación de los enfermos (v. 14).
El relato, en el conjunto de las acciones de Jesús, muestra que Él no está sólo satisfaciendo la necesidad corporal de las muchedumbres, sino que con sus gestos —que son muy semejantes a los de la institución de la Eucaristía (v. 19; cfr 26,26)— anuncia el banquete mesiánico en el que Él es el anfitrión. Por eso, en la tradición cristiana el milagro ha sido interpretado como una figura anticipada de la Sagrada Eucaristía.
Jesús, para realizar este gran milagro, busca la libre cooperación de los hombres, y quiere, de sus discípulos, que aporten los panes y los peces, y que los distribuyan a la muchedumbre. Algo semejante ocurre en la Iglesia donde el Señor se nos ofrece en el banquete eucarístico a través de sus ministros.

Comentarios

Entradas más visitadas de este blog

Comed, que sobrará (2 R 4,42-44)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 42 Vino un hombre de Baal-Salisá y trajo al hombre de Dios pan de las primicias, veinte panes de cebada y trigo nuevo en su alforja. Y dijo Eliseo: —Dadlo a la gente para que coma. 43 Pero su administrador replicó: —¿Qué voy a dar con esto a cien hombres? Le respondió: —Dáselo a la gente y que coman, porque así dice el Señor: «Comed, que sobrará». 44 Él les sirvió; comieron y sobró conforme a la palabra del Señor. Comentario a 2 Reyes 4,42-44 Baal-Salisá estaba situada a unos 25 km. al oeste de Guilgal. Puesto que el pan de las primicias estaba destinado a Dios (cfr Lv 23,17-18) aquel hombre se lo ofrece a Eliseo como profeta del Señor; pero éste, dada la carestía existente, quiere compartirlo. Es probable que esos cien hombres pertenecieran a los círculos proféticos con los que vivía Eliseo. Eliseo da la orden de repartir el pan, a la vez que pronuncia el oráculo que ha recibido de Dios (v. 43), y el prodigio se realiza. T

La multiplicación de los panes (Jn 6,1-15)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 1 Después de esto partió Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, el de Tiberíades. 2 Le seguía una gran muchedumbre porque veían los signos que hacía con los enfermos. 3 Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. 4 Pronto iba a ser la Pascua , la fiesta de los judíos. 5 Jesús, al levantar la mirada y ver que venía hacia él una gran muchedumbre, le dijo a Felipe: —¿Dónde vamos a comprar pan para que coman éstos? 6 —lo decía para probarle, pues él sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe le respondió: —Doscientos denarios de pan no bastan ni para que cada uno coma un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 —Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es esto para tantos? 10 Jesús dijo: —Mandad a la gente que se siente —había en aquel lugar hierba abundante. Y se sentaron un total de unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó los panes y, desp

Pecado y arrepentimiento de David (2 S 12,7-10.13)

11º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 7 Dijo entonces Natán a David: —Tú eres ese hombre. Así dice el Señor, Dios de Is­rael: «Yo te he ungido como rey de Israel; Yo te he librado de la mano de Saúl; 8 te he entregado la casa de tu señor y he puesto en tu regazo las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y, por si fuera poco, voy a añadirte muchas cosas más. 9 ¿Por qué has despreciado al Señor, haciendo lo que más le desagrada? Has matado a espada a Urías, el hitita; has tomado su mujer como esposa tuya y lo has matado con la espada de los amonitas. 10 Por todo esto, por haberme despreciado y haber tomado como esposa la mujer de Urías, el hitita, la espada no se apartará nunca de tu casa». 13 David dijo a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán le respondió: —El Señor ya ha perdonado tu pecado. No morirás. En el párrafo anterior a éste, Natán acaba de interpelar a David con una de las parábolas más bellas del Antiguo Testamento provoca