Ir al contenido principal

La vid y los sarmientos (Jn 15,1-8)

5º domingo de Pascua – B. Evangelio

1 Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto. 3 Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada. 6 Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os concederá. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto y seáis discípulos míos.

Comentario a Juan 15,1-8

La imagen de la vid era empleada ya en el Antiguo Testamento para significar al pueblo de Israel (Sal 80,9ss.; Is 5,1-7; cfr Mt 21,33-43). Ahora, al hablar de los sarmientos, esa imagen expresa cómo Jesús y quienes están unidos a Él forman el nuevo Israel de Dios, la Iglesia, cuya cabeza es Cristo. Hace falta estar unidos a la nueva y verdadera Vid, a Cristo, para producir fruto. No se trata ya tan sólo de pertenecer a una comunidad, sino de vivir la vida de Cristo, vida de la gracia, que es la savia vivificante que anima al creyente y le capacita para dar frutos de vida eterna. «En Él y por Él hemos sido regenerados en el Espíritu para producir fruto de vida, no de aquella vida caduca y antigua, sino de la vida nueva que se funda en su amor. Y esta vida la conservaremos si perseveramos unidos a Él y como injertados en su Persona; si seguimos fielmente los mandamientos que nos dio y procuramos conservar los grandes bienes que nos confió, esforzándonos por no contristar, ni en lo más mínimo, al Espíritu que habita en nosotros, pues, por medio de Él, Dios mismo tiene su morada en nuestro interior» (S. Cirilo de Alejandría, Commentarium in Ioannem 10,2).

El Concilio Vaticano II, citando el presente pasaje de San Juan, enseña có­mo debe ser el apostolado de los cristianos: «Puesto que Cristo, enviado por el Padre, es la fuente y origen de todo el apostolado de la Iglesia, es evidente que la fecundidad del apostolado de los laicos depende de la unión vital que tengan con Cristo. Lo afirma el Señor: El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada. Esta vida de unión íntima con Cristo en la Iglesia se nutre con los auxilios espirituales comunes a todos los fieles, sobre todo mediante la participación activa en la Sagrada Liturgia. Los laicos deben servirse de estos auxilios de tal forma que, al cumplir debidamente sus obligaciones en medio del mundo, en las circunstancias ordinarias de la vida, no separen la unión con Cristo de su vida privada, sino que crezcan intensamente en esa unión realizando sus tareas en conformidad con la Voluntad de Dios» (Apostolicam actuositatem, n. 4).

La imagen de la vid, por otra parte, ayuda a comprender la unidad de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, en el que todos los miembros están íntimamente unidos con la Cabeza, y en ella, unidos también los unos con los otros (cfr 1 Co 12,12-27; Rm 12,4-5; Ef 4,15-16). Quien no está unido a Cristo por medio de la gracia tendrá, finalmente, el mismo destino que los sarmientos secos: el fuego (v. 6). Es claro el paralelismo con otras imágenes de la predicación del Señor acerca del infierno: las parábolas del árbol bueno y del malo (Mt 7,15-20), de la red barredera (Mt 13,49-50), del invitado a las bodas (Mt 22,11-14), etc.

Comentarios

Entradas más visitadas de este blog

Mirad, la virgen está encinta (Is 7,10-14)

Domingo 4º Adviento - Primera lectura. 10 Y el Señor siguió hablando a Ajaz: 11 —Pídele al Señor, tu Dios, un signo, en el fondo del seol o en lo alto del cielo. 12 Pero Ajaz dijo: —No lo pediré y no tentaré al Señor. 13 Entonces respondió: —Escuchad, casa de David : «¿Os parece poco cansar a los hombres para que canséis también a mi Dios? 14 Pues bien, el propio Señor os da un signo. Mirad, la virgen está encinta y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Enmanuel . Comentario a Isaías 7,10-14 Las palabras de la lectura se enmarcan en un encuentro entre Isaías y el rey Ajaz, en el que el monarca se debate en la duda de qué postura tomar ante las presiones que recibe para que su reino se incorpore a la coalición antiasiria formada por Israel (aquí también llamado ­ Efraím ) —cuya capital era Samaría — y por Siria —cuya capital era Damasco —. De Tabeel (o Tabeal) (v. 6) no se conoce más de lo que aquí se dice. Quizá fuera un alto funcionario, dispuesto a seguir...

Alégrate, llena de gracia (Lc 1,26-38)

Inmaculada concepción – Evangelio 26 En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. La virgen se llamaba María. 28 Y entró donde ella estaba y le dijo: —Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. 29 Ella se turbó al oír estas palabras, y consideraba qué podía significar este saludo. 30 Y el ángel le dijo: —No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: 31 concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin. 34 María le dijo al ángel: ...

Concepción virginal de Jesús (Mt 1,18-24)

Domingo 4º Adviento - Evangelio. A¨ 18 La generación de Jesucristo fue así: María , su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo . 19 José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. 20 Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David , no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús , porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: 23 Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Emmanuel , que significa Dios-con-nosotros. 24 Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y recibió a su esposa. Comentario a Mateo 1,18 ¨Jesús, sin...