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El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser mi discípulo (Lc 14,25-33)

23º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 25 Iba con él mucha gente, y se volvió hacia ellos y les dijo: 26 —Si alguno viene a mí y no odia a su padre y a su madre y a su mujer y a sus hijos y a sus hermanos y a sus hermanas, hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27 Y el que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser mi discípulo. 28 Porque, ¿quién de vosotros, al querer edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos a ver si tiene para acabarla? 29 No sea que, después de poner los cimientos y no poder acabar, todos los que lo vean empiecen a burlarse de él, 30 y digan: «Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar». 31 ¿O qué rey, que sale a luchar contra otro rey, no se sienta antes a deliberar si puede enfrentarse con diez mil hombres al que viene contra él con veinte mil? 32 Y si no, cuando todavía está lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. 33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a t...

Acógelo como si fuera yo mismo (Flm 9b-10.12-17)

23º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 9b Yo, Pablo, ya anciano y ahora además prisionero de Cristo Jesús, 10 te ruego en favor de mi hijo Onésimo, a quien engendré entre cadenas. 12 a éste te lo devuelvo como si fuera mi corazón. 13 Yo hubiera querido retenerlo para que me sirviera en tu lugar, mientras estoy entre cadenas por el Evangelio. 14 Pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu buena acción no sea forzada, sino voluntaria. 15 Quizá por eso se alejó algún tiempo, para que ahora lo recuperes para siempre, 16 no ya como siervo, sino más que siervo, como hermano muy amado, en primer lugar para mí, pero ¡cuánto más para ti!, no sólo en lo humano, sino también en el Señor. 17 Por tanto, si me consideras hermano en la fe, acógelo como si fuera yo mismo. San Pablo ha engendrado a la fe a Onésimo, esclavo fugitivo de Filemón. El Apóstol juega con el significado de la palabra Onésimo (= útil), para interceder por él ante su antiguo amo...

Se salvaron gracias a la Sabiduría (Sb 9,13-18)

23º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 13   ¿Qué hombre podrá conocer el designio de Dios? ¿Quién podrá pensar lo que el Señor quiere? 14   Mezquinos son los pensamientos de los mortales, inseguras nuestras decisiones. 15   Pues un cuerpo corruptible oprime el alma, la tienda terrenal oprime la mente, llena de preocupaciones. 16   A duras penas entendemos las cosas de la tierra, encontramos con fatiga lo que está a nuestras manos: ¿Quién podrá investigar las cosas del cielo? 17   ¿Quién conocer tu designio, si Tú no le das la sabiduría y envías desde las alturas tu santo espíritu? 18   Sólo así se enderezaron los caminos de quienes hay en la tierra, aprendieron los hombres lo que te agrada, y se salvaron gracias a la sabiduría. Termina la contemplación de la Sabiduría divina, identificada a veces con el «santo espíritu» que Dios envía desde las alturas (v. 17), y concluye con la afirmación de que gracias a la sabi...