Ir al contenido principal

Generosidad con los necesitados (2 Co 8,7-9.13-15)

13º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura

7 Así como tenéis abundancia de todo —de fe, de palabra, de ciencia, de todo desvelo y de la caridad que os hemos comunicado—, sed también abundantes en esta gracia. 8 No lo digo como una orden, sino que, mediante el desvelo por otros, quiero probar también la autenticidad de vuestra caridad. 9 Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para que vosotros seáis ricos por su pobreza.
13 Pues no se trata de que para otros haya desahogo y para vosotros apuros, sino de que, según las normas de la igualdad, 14 vuestra abundancia remedie ahora su necesidad, para que la abundancia de ellos pueda remediar vuestra necesidad, a fin de que haya equidad, según está escrito: 15 El que mucho recogió no tuvo de más; y el que recogió poco no tuvo de menos.

Comentario a 2 Corintios 8,7-15

Jesucristo es el ejemplo cumplido de desprendimiento y de generosidad (v. 9). «Si no podéis entender que la pobreza enriquece, representaos a Jesucristo. (...) Si Jesucristo no se hubiera hecho pobre, los hombres no hubieran podido ser enriquecidos. Todo esto ha venido a nosotros por el canal de la pobreza, es decir, porque Jesucristo se ha revestido de nuestra carne, se ha hecho hombre, ha sufrido todo lo que sabemos, aunque Él no fuera, como lo somos nosotros, deudor de la pena y de los sufrimientos» (S. Juan Crisóstomo, In 2 Corinthios 17).

La donación de Jesucristo es punto de referencia en los donativos que hacen los fieles: «Desde el principio, junto con el pan y el vino para la Eucaristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad. Esta costumbre de la colecta, siempre actual, se inspira en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1351).

Comentarios

Entradas más visitadas de este blog

Echaron a Jeremías en un aljibe (Jr 38, 4-6.8-10)

20º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 4 Y dijeron los nobles al rey: —Este hombre [Jeremías] tiene que morir, porque, al decirles estas cosas, está desmoralizando a los combatientes que quedan en la ciudad y a toda la gente. Este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia. 5 El rey Sedecías respondió: —Ahí lo tenéis en vuestras manos, pues nada puede hacer el rey en contra vuestra. 6 Agarraron entonces a Jeremías y lo echaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, que está en el atrio de la guardia. Bajaron a Jeremías con cuerdas, pues en el aljibe no había agua sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo. 8 Salió Ébed-Mélec del palacio real y habló así al rey: 9 —Mi señor el rey, esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías metiéndolo en...

Himno a la caridad (1 Co 12,31—13,13)

4º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 12,31 Aspirad a los carismas mejores. Sin embargo, todavía os voy a mostrar un camino más excelente. 13,1 Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, sería como el bronce que resuena o un golpear de platillos. 2 Y aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tuviera tanta fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, no sería nada. 3 Y aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo para dejarme quemar, si no tengo caridad, de nada me aprovecharía. 4 La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, 5 no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, 6 no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; 7 todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 La caridad n...

No he venido a traer paz, sino división (Lc 12, 49-53)

20º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 49 Fuego he venido a traer a la tierra, y ¿qué quiero sino que ya arda? 50 Tengo que ser bautizado con un bautismo, y ¡qué ansias tengo hasta que se lleve a cabo! 51 ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, os digo, sino división. 52 Pues desde ahora, habrá cinco en una casa divididos: tres contra dos y dos contra tres, 53 se dividirán el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra. Comentario a Lucas 12,49-53 El fuego expresa frecuentemente en la Biblia (cfr p. ej. Dt 4,24) el amor ardiente de Dios por los hombres. Con esta imagen y con la del Bautismo (cfr Mt 10,16-42) Jesús revela sus ansias incontenibles de dar la vida por amor a los hombres. Los cristianos debemos seguir su ejemplo: «¡Oh Jesús..., fortalece nuest...