13º domingo del Tiempo ordinario – B. 2ª lectura
Comentario a 2 Corintios 8,7-15
Jesucristo es el ejemplo cumplido de desprendimiento y de generosidad (v. 9). «Si no podéis entender que la pobreza enriquece, representaos a Jesucristo. (...) Si Jesucristo no se hubiera hecho pobre, los hombres no hubieran podido ser enriquecidos. Todo esto ha venido a nosotros por el canal de la pobreza, es decir, porque Jesucristo se ha revestido de nuestra carne, se ha hecho hombre, ha sufrido todo lo que sabemos, aunque Él no fuera, como lo somos nosotros, deudor de la pena y de los sufrimientos» (S. Juan Crisóstomo, In 2 Corinthios 17).
La donación de Jesucristo es punto de referencia en los donativos que hacen los fieles: «Desde el principio, junto con el pan y el vino para la Eucaristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad. Esta costumbre de la colecta, siempre actual, se inspira en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1351).
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