Ir al contenido principal

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo (Jn 6,41-51)

19º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio
41 Los judíos, entonces, comenzaron a murmurar de él por haber dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo». 42 Y decían:
—¿No es éste Jesús, el hijo de José, de quien conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que ahora dice: «He bajado del cielo»?
43 Respondió Jesús y les dijo:
—No murmuréis entre vosotros. 44 Nadie puede venir a mí si no le atrae el Padre que me ha enviado, y yo le resucitaré en el último día. 45 Está escrito en los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Todo el que ha escuchado al que viene del Padre, y ha aprendido, viene a mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre, sino que aquel que procede de Dios, ése ha visto al Padre. 47 En verdad, en verdad os digo que el que cree tiene vida eterna.
48 »Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron. 50 Éste es el pan que baja del cielo, para que si alguien lo come no muera. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
En esta primera parte del discurso, Jesús se presenta como el Pan de Vida. Sus palabras se refieren: 1) a la fe en Él; la fe es «ir hacia Jesús» (vv. 35. 37.44.45) aceptando sus signos (milagros) y sus palabras; y 2) a la resurrección de los creyentes (vv. 39.40.44.47), que se inicia en esta vida por la fe y se cumplirá plenamente al final de los tiempos.
Al decir Jesús que «serán todos enseñados por Dios» (v. 45), evoca a Is 54,13 y Jr 31,31-34, donde ambos profetas se refieren a la futura Alianza que establecerá Dios con su pueblo cuando llegue el Mesías, con cuya sangre quedará sellada para siempre, y que Dios escribirá en sus corazones.
El v. 42 menciona a San José por segunda y última vez en el evangelio, dejando constancia de la opinión común, aunque equivocada, de los que conocían a Jesús y le consideraban hijo de José el artesano (cfr 1,45; Mt 13,55; Lc 3,23; 4,22). El Señor, concebido por obra del Espíritu Santo en el seno virginal de María, sólo tiene como Padre al mismo Dios (cfr 5,18). Sin embargo, San José hizo las veces de padre de Jesús en la tierra, según los planes divinos (cfr notas a Mt 1,1-25): «A José no sólo se le debe el nombre de padre, sino que se le debe más que a otro alguno. ¿Cómo era padre? Tanto más profundamente padre cuanto más casta fue su paternidad. Algunos pensaban que era padre de Nuestro Señor Jesucristo de la misma forma que son padres los demás, que engendran según la carne, y no sólo reciben a sus hijos como fruto de su afecto espiritual. Por eso dice San Lucas: Se pensaba que era padre de Jesús. ¿Por qué dice sólo se pensaba? Porque el pensamiento y el juicio humanos se refieren a lo que suele suceder entre los hombres. Y el Señor no nació del germen de José. Sin embargo, a la piedad y a la caridad de José le nació un hijo de la Virgen María, que era Hijo de Dios» (S. Agustín, Sermones 51,20).

Comentarios

Entradas más visitadas de este blog

Comed, que sobrará (2 R 4,42-44)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 42 Vino un hombre de Baal-Salisá y trajo al hombre de Dios pan de las primicias, veinte panes de cebada y trigo nuevo en su alforja. Y dijo Eliseo: —Dadlo a la gente para que coma. 43 Pero su administrador replicó: —¿Qué voy a dar con esto a cien hombres? Le respondió: —Dáselo a la gente y que coman, porque así dice el Señor: «Comed, que sobrará». 44 Él les sirvió; comieron y sobró conforme a la palabra del Señor. Comentario a 2 Reyes 4,42-44 Baal-Salisá estaba situada a unos 25 km. al oeste de Guilgal. Puesto que el pan de las primicias estaba destinado a Dios (cfr Lv 23,17-18) aquel hombre se lo ofrece a Eliseo como profeta del Señor; pero éste, dada la carestía existente, quiere compartirlo. Es probable que esos cien hombres pertenecieran a los círculos proféticos con los que vivía Eliseo. Eliseo da la orden de repartir el pan, a la vez que pronuncia el oráculo que ha recibido de Dios (v. 43), y el prodigio se realiza. T

La multiplicación de los panes (Jn 6,1-15)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 1 Después de esto partió Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, el de Tiberíades. 2 Le seguía una gran muchedumbre porque veían los signos que hacía con los enfermos. 3 Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. 4 Pronto iba a ser la Pascua , la fiesta de los judíos. 5 Jesús, al levantar la mirada y ver que venía hacia él una gran muchedumbre, le dijo a Felipe: —¿Dónde vamos a comprar pan para que coman éstos? 6 —lo decía para probarle, pues él sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe le respondió: —Doscientos denarios de pan no bastan ni para que cada uno coma un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 —Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es esto para tantos? 10 Jesús dijo: —Mandad a la gente que se siente —había en aquel lugar hierba abundante. Y se sentaron un total de unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó los panes y, desp

Pecado y arrepentimiento de David (2 S 12,7-10.13)

11º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 7 Dijo entonces Natán a David: —Tú eres ese hombre. Así dice el Señor, Dios de Is­rael: «Yo te he ungido como rey de Israel; Yo te he librado de la mano de Saúl; 8 te he entregado la casa de tu señor y he puesto en tu regazo las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y, por si fuera poco, voy a añadirte muchas cosas más. 9 ¿Por qué has despreciado al Señor, haciendo lo que más le desagrada? Has matado a espada a Urías, el hitita; has tomado su mujer como esposa tuya y lo has matado con la espada de los amonitas. 10 Por todo esto, por haberme despreciado y haber tomado como esposa la mujer de Urías, el hitita, la espada no se apartará nunca de tu casa». 13 David dijo a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán le respondió: —El Señor ya ha perdonado tu pecado. No morirás. En el párrafo anterior a éste, Natán acaba de interpelar a David con una de las parábolas más bellas del Antiguo Testamento provoca