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Confesión de Pedro (Lc 9,18-24)

12º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 18 Cuando estaba haciendo oración a solas, y se encontraban con él los discípulos, les preguntó: —¿Quién dicen las gentes que soy yo? 19 Ellos respondieron: —Juan el Bautista. Pero hay quienes dicen que Elías, y otros que ha resucitado uno de los antiguos profetas. 20 Pero él les dijo: —Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Respondió Pedro: —El Cristo de Dios. 21 Pero él les amonestó y les ordenó que no dijeran esto a nadie. 22 Y añadió que el Hijo del Hombre debía padecer mucho y ser rechazado por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día. 23 Y les decía a todos: —Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga. 24 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, ése la salvará. Los tres primeros evangelios recogen la confesión de fe de ...

Os habéis revestido de Cristo (Ga 3,26-29)

12º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 26 En efecto, todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. 28 Ya no hay diferencia entre judío y griego, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer, porque todos vosotros sois uno solo en Cristo Jesús. 29 Si vosotros sois de Cristo, sois también descendencia de Abrahán, herederos según la promesa. San Pablo acaba de decir en el párrafo anterior que la Ley fue dada por Dios como «pedagogo» —el criado que en tiempos de Pablo estaba para cuidar de los niños y llevarlos a la escuela— para guiar a los hombres a Cristo (vv. 23-25). Con la redención de Jesucristo (v. 26), el hombre alcanza su mayoría de edad y con ella se ve libre del pedagogo. Por la fe en Cristo y mediante el Bautismo se hace hijo de Dios y se reviste de Cristo (v. 27), «no de cualquier hermosura o de cualquier valor —glosa San Juan de Ávila—, sino del mismo Jes...

Mirarán al que traspasaron (Za 12,10-11; 13,1)

12º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 10 Sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de plegaria para que fijen en Mí la mirada. Al que traspasaron, por él harán duelo con el llanto por el hijo único; se afligirán amargamente por él con el dolor por el primogénito. 11 Aquel día será grande el duelo en Jerusalén, como el duelo de Hadad-Rimón en la vega de Meguido. 13,1 Aquel día habrá una fuente dispuesta para la casa de Judá y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza. El tiempo escatológico vendrá marcado por un profundo arrepentimiento y penitencia en Jerusa­lén suscitados por el espíritu de Dios. La causa es el haber dado muerte a un hombre muy querido  para el pueblo. El texto es oscuro en este punto pues también podría entenderse que aquel a quien traspasaron es Dios (v. 10); sin embargo, inmediatamente después se dice que el que ha muerto es un hombre por el que el pueblo hará du...