34aPedro comenzó a hablar:
37 »Vosotros sabéis lo ocurrido por toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo a Jesús de Nazaret le ungió Dios con el Espíritu Santo y poder, y cómo pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; de cómo le dieron muerte colgándolo de un madero. 40 Pero Dios le resucitó al tercer día y le concedió manifestarse, 41 no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros, que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos; 42 y nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que a él es a quien Dios ha constituido juez de vivos y muertos. 43 Acerca de él testimonian todos los profetas que todo el que cree en él recibe por su nombre el perdón de los pecados.
Comentario a Hechos de los Apóstoles 10,34-43
Pedro, en un apretado discurso, síntesis de todo el Evangelio (vv. 37-43; cfr nota a Mc 1,14-8,30), predica al centurión Cornelio y a toda su cas la verdad de Cristo Jesús. En el discurso de Pentecostés, Pedro había presentado a Jesús ante un auditorio judío, como «Señor y Cristo» (2,36); ahora lo hace como «Juez de vivos y muertos» (v. 42), prerrogativa que en el Antiguo Testamento era exclusiva de Dios. En el ámbito humano, que podían entender fácilmente Cornelio y su casa, funcionarios del Imperio romano, la suprema potestad de juzgar la tenía el César. Los Apóstoles enseñan que el juicio último del hombre no pertenece a ninguna autoridad humana.
Comentarios