Santísima Trinidad – C. Evangelio
12 Todavía
tengo que deciros muchas cosas, pero no podéis sobrellevarlas ahora. 13 Cuando
venga Aquél, el Espíritu de la verdad, os guiará hacia toda la verdad, pues no
hablará por sí mismo, sino que dirá todo lo que oiga y os anunciará lo que va a
venir. 14 Él me glorificará porque recibirá de lo mío y os lo
anunciará. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso dije:
«Recibe de lo mío y os lo anunciará».
En todo el capítulo 16 de San Juan, Jesús predice que quienes no
conocen a Dios Padre ni le reconocen a Él perseguirán a sus discípulos como
también le persiguieron a Él y le dieron muerte (cfr 15,18-20), pero las
persecuciones y dificultades que inevitablemente han de encontrar quienes
siguen a Cristo no deben ser causa de escándalo ni de desánimo.
Jesús habla del Paráclito tres veces en el Sermón de la Cena. En la primera
(14,15ss.), afirma que será otro Consolador enviado por el Padre para que esté
siempre con ellos; en la segunda (14,26), dice que el Padre enviará en su
nombre el Espíritu de la verdad que les enseñará todo; en esta tercera (vv.
1-15), anuncia que el fruto de su ascensión al Cielo será el envío del Espíritu
Santo y la acción que el Espíritu Santo realizará ante el mundo y ante los
discípulos. A los discípulos, el Espíritu Santo les llevará a la plena comprensión
de la verdad revelada por Cristo.
Especialmente los vv. 14-15 descubren algunos aspectos del misterio de
la Santísima Trinidad.
Enseñan la igualdad de las tres divinas personas al decir que
todo lo que tiene el Padre es del Hijo, que todo lo que tiene el Hijo es del
Padre, y que el Espíritu Santo posee también aquello que es común al Padre y al
Hijo, es decir, la esencia divina.
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