11 Por lo demás, hermanos, alegraos, sed perfectos, exhortaos, tened un mismo sentir, vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros. 12 Saludaos unos a otros con el beso santo. Todos los santos os saludan.
13 La gracia del Señor Jesucristo y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
San Pablo termina la carta segunda a los corintios con estas exhortaciones cargadas de afecto y desvelo por sus fieles: «Vivid en la unión y la paz, y Dios estará con vosotros, pues Dios es un Dios de amor y de paz. Su amor producirá vuestra paz y todos los males serán desterrados de vuestra Iglesia» (S. Juan Crisóstomo, In 2 Corinthios 30).
La fórmula final (v. 13), recogida en la liturgia como uno de los saludos iniciales de la Santa Misa , expresa la fe en la Santísima Trinidad y la petición de todos los bienes sobrenaturales: «La gracia de Cristo, por la que somos justificados y salvados; el amor de Dios Padre, por el que somos unidos a Él; y la comunión del Espíritu Santo, que nos distribuye los dones divinos» (Sto. Tomás de Aquino, Super 2 Corinthios, ad loc.)
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