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Mostrando entradas de junio, 2025

Recibid el Espíritu Santo (Jn 20,19-23)

Pentecostés – Evangelio 19 Al atardecer de aquel día, el siguiente al sábado, con las puertas del lugar donde se habían reunido los discípulos cerradas por miedo a los judíos, vino Jesús, se presentó en medio de ellos y les dijo: —La paz esté con vosotros. 20 Y dicho esto les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se alegraron. 21 Les repitió: —La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió, así os envío yo. 22 Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: —Recibid el Espíritu Santo; 23 a quienes les perdonéis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos. Comentario a Juan 20,19-23 La aparición de Jesús glorioso a los discípulos y la efusión del Espíritu Santo sobre ellos viene a equivaler, en el Evangelio de Juan , a l...

Bautizados en un mismo espíritu (1 Co 12,3b-7.12-13)

Pentecostés – 2ª lectura 3 Nadie puede decir: «¡Señor Jesús!», sino por el Espíritu Santo. 4 Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo; 5 y diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; 6 y diversidad de acciones, pero Dios es el mismo, que obra todo en todos. 7 A cada uno se le concede la manifestación del Espíritu para provecho común. 12 Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, aun siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. 13 Porque todos nosotros, tanto judíos como griegos, tanto siervos como libres, fuimos bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Comentario a 1 Corintios 12,3-13 Parece que entre los corintios paganos se daban fenómenos de exaltación religiosa, como entrar en trance, acom...

Se llenaron del Espíritu Santo (Hch 2,1-11)

Pentecostés. 1ª lectura 1 Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. 2 Y de repente sobrevino del cielo un ruido, como de un viento que irrumpe impetuosamente, y llenó toda la casa en la que se hallaban. 3 Entonces se les aparecieron unas lenguas como de fuego, que se dividían y se posaban sobre cada uno de ellos. 4 Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les hacía expresarse. 5 Habitaban en Jerusalén judíos, hombres piadosos venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. 6 Al producirse aquel ruido se reunió la multitud y quedó perpleja, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Estaban asombrados y se admiraban diciendo: —¿Es que no son galileos todos éstos que están hablando? 8 ¿Cómo es, pues, que nosotros les oímos cada...