Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2023

Darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Lc 1,26-38)

4º domingo de Adviento – B. Evangelio 26 En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. La virgen se llamaba María. 28 Y entró donde ella estaba y le dijo: —Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. 29 Ella se turbó al oír estas palabras, y consideraba qué podía significar este saludo. 30 Y el ángel le dijo: —No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: 31 concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin. 34 María le dijo al ángel: —¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón? 35 Respondió el ángel y le dijo: —El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el qu...

El misterio ahora manifestado (Rm 16,25-27)

4º domingo de Adviento – B. 2ª lectura 25 Al que tiene el poder de confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio oculto por los siglos eternos, 26 pero ahora manifestado a través de las Escrituras proféticas conforme al designio del Dios eterno, dado a conocer a todas las gentes para la obediencia de la fe, 27 a Dios, el único sabio, a Él la gloria por medio de Jesucristo por los siglos de los siglos. Amén. Comentario a Romanos 16,25-27 A diferencia de otras cartas, San Pablo termina la carta a los Romanos con una doxología a Dios omnipotente y sabio por medio de Jesucristo. Un papiro muy antiguo la coloca en 15,33; otros manuscritos la ubican al final del cap. 14, repitiéndola también como conclusión de la epístola. Estos cambios se debieron a la lectura litúrgica de la carta que prescindía a veces de los caps. 15 y 16, por ser de un carácter más personal.

Tu casa y tu reino permanecerán para siempre (2 S 7,1-5.8b-12.14a.16)

4º domingo de Adviento – B. 1ª lectura 1 Cuando el rey se estableció en su casa y el Señor le concedió la paz con los enemigos de alrededor, 2 dijo el rey al profeta Natán: —Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca del Señor habita en una tienda de lona. 3 Natán respondió al rey: —Vete y haz lo que te dicta el corazón, porque el Señor está contigo. 4 Pero esa misma noche la palabra del Señor llegó sobre Natán en estos términos: 5 —Vete y dile a mi siervo David: Así dice el Señor: ¿Eres tú el que va a edificar una casa para que Yo habite en ella? 8b Yo te he tomado del aprisco, de detrás del rebaño para que seas príncipe sobre mi pueblo Israel; 9 he estado contigo en todas tus andanzas, he eliminado a todos tus enemigos ante ti y he hecho tu nombre grande entre los grandes de la tierra. 10 Asignaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que habite allí y nadie le moleste; los malvados no volverán a oprimirlo como antes, 11 cuando constituí jueces ...

Testimonio de Juan el Bautista (Jn 1,6-8.19-28)

3º domingo de Adviento – B. Evangelio 6 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. 7 Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos creyeran. 8 No era él la luz, sino el que debía dar testimonio de la luz. 19 Éste es el testimonio de Juan, cuando desde Jerusalén los judíos le enviaron sacerdotes y levitas para que le preguntaran: «¿Tú quién eres?». 20 Entonces él confesó la verdad y no la negó, y declaró: —Yo no soy el Cristo. 21 Y le preguntaron: —¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías? Y dijo: —No lo soy. —¿Eres tú el Profeta? —No —respondió. 22 Por último le dijeron: —¿Quién eres, para que demos una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo? 23 Contestó: —Yo soy la voz del que clama en el desierto: «Haced recto el camino del Señor», como dijo el profeta Isaías. 24 Los enviados eran de los fariseos. 25 Le preguntaron: —¿Pues por qué bautizas si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta? 26 Juan le...

Estad siempre alegres (1 Ts 5,16-24)

3º domingo de Adviento – B. 2ª lectura 16 Estad siempre alegres. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias por todo, porque eso es lo que Dios quiere de vosotros en Cristo Jesús. 19 No extingáis el Espíritu, 20 ni despreciéis las profecías; 21 sino examinad todas las cosas, retened lo bueno 22 y apartaos de toda clase de mal. 23 Que Él, Dios de la paz, os santifique plenamente, y que vuestro ser entero —espíritu, alma y cuerpo— se mantenga sin mancha hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 El que os llama es fiel, y por eso lo cumplirá. Comentario a 1 Ts 5,16-24 San Pablo acaba de exhortar a todos los cristianos a manifestar con obras la caridad fraterna (vv. 14-15). Como consecuencia encontrarán la paz con Dios y con los demás que llena al hombre de gozo y serenidad (v. 16). Entonces, incluso las mayores penas y dolores llevados con visión de fe no quitan la alegría: «Si nos sentimos hijos predilectos de nuestro Padre de los Cielos, ¡que eso somos!, ¿cómo no vamos a estar ale...

El Espíritu del Señor está sobre mí (Is 61,1-2a.10-11)

3º domingo de Adviento – B. 1ª lectura 1 El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para llevar la buena nueva a los pobres, a vendar los corazones rotos, anunciar la redención a los cautivos, y a los prisioneros la libertad; 2a para anunciar el año de gracia del Señor. 10 Con gran contento gozo en el Señor, y mi alma se alegra en mi Dios, porque me ha vestido con ropaje de salvación, me ha envuelto con manto de justicia, como novio que se ciñe la diadema, como novia que se adorna con sus joyas. 11 Como la tierra echa sus brotes, como el huerto hace germinar sus semillas, así, el Señor Dios hace germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones. Comentario a Is 61,1-2.10-11 Con estilo denso y conciso este oráculo presenta al mensajero escatológico hablando en un soliloquio. Es otro de los textos claves del libro de Isaías. No es difícil encontrar puntos de contacto con los cantos del siervo, en especial con...

Comienzo del Evangelio (Mc 1,1-8)

2º domingo de Adviento – B. Evangelio 1 Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 2 Como está escrito en el profeta Isaías: Mira que envío a mi mensajero delante de ti, para que vaya preparando tu camino. 3 Voz del que clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor, haced rectas sus sendas». 4 Apareció Juan Bautista en el desierto predicando un bautismo de penitencia para remisión de los pecados. 5 Y toda la región de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Juan llevaba un vestido de pelo de camello con un ceñidor de cuero a la cintura y comía langostas y miel silvestre. 7 Y predicaba: —Después de mí viene el que es más poderoso que yo, ante quien yo no soy digno de inclinarme para desatarle la correa de las sandalias. 8 Yo os he bautizado en agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo. Comentario a Marcos 1,1-8 El versículo inicial viene a ser como el pórtico de todo el...

No tarda el Señor (2 Pe 3,8-14)

2º domingo de Adviento – B. 2ª lectura 8 Pero hay algo, queridísimos, que no debéis olvidar: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9 No tarda el Señor en cumplir su promesa, como algunos piensan; más bien tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos se conviertan. 10 Pero como un ladrón llegará el día del Señor. Entonces los cielos se desharán con estrépito, los elementos se disolverán abrasados, y lo mismo la tierra con lo que hay en ella. 11 Si todas estas cosas se van a destruir de ese modo, ¡cuánto más debéis llevar vosotros una conducta santa y piadosa, 12 mientras aguardáis y apresuráis la venida del día de Dios, cuando los cielos se disuelvan ardiendo y los elementos se derritan abrasados! 13 Nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva, en los que habita la justicia. 14 Por lo tanto, queridísimos, a la espera de estos acontecimientos, esmeraos para que él os encuentre en paz, i...

Preparad el camino del Señor (Is 40,1-5.9-11)

2º domingo de Adviento – B. 1ª lectura 1 Consolad, consolad a mi pueblo, —dice vuestro Dios—. 2 Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se ha cumplido su servidumbre, y ha sido expiada su culpa, que ha recibido de la mano del Señor el doble por todos sus pecados. 3 Una voz grita: «En el desierto preparad el camino del Señor, en la estepa haced una calzada recta para nuestro Dios. 4 Todo valle será rellenado, y todo monte y colina allanados, lo torcido será recto, y lo escarpado, llano. 5 Entonces se revelará la gloria del Señor, y toda carne a una la verá, pues ha hablado la boca del Señor». 9 Súbete a un monte bien alto, tú, la que traes buenas noticias a Sión; alza con fuerza tu voz, la que traes buenas noticias a Jerusalén, grita sin temor. Di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios». 10 Mirad, el Señor Dios viene con poder, y su brazo le somete todo. Mirad que trae su recompensa, y su premio va por delante. 11 Apacienta su rebaño c...

No sabéis cuándo será el momento ¡velad! (Mc 13,33-37)

1º domingo de Adviento – B. Evangelio 33 Estad atentos, velad: porque no sabéis cuándo será el momento. 34 Es como un hombre que al marcharse de su tierra, y al dejar su casa y dar atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, ordenó también al portero que velase. 35 Por eso: velad, porque no sabéis a qué hora volverá el señor de la casa, si por la tarde, o a la medianoche, o al canto del gallo, o de madrugada; 36 no sea que, viniendo de repente, os encuentre dormidos. 37 Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: ¡velad! Comentario al Evangelio Mc 13, 33-37 Estos versículos resumen cuál debe ser la actitud de los discípulos del Señor (v. 37): estar en vela, vigilantes (vv. 33.35.37). Todas estas palabras vienen en el Evangelio a dar razón de lo que Jesús acababa de responder de modo provocativo cuando le preguntan por cuándo sucederá: «Nadie sabe de ese día y de esa hora: ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre» (v. 32). La frase ha sido una de las crux inter...

Esperamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo (1 Co 1,3-9)

1º domingo de Adviento – B. 2ª lectura 3 Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. 4 Doy continuamente gracias a mi Dios por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido concedida en Cristo Jesús, 5 porque en él fuisteis enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia, 6 de modo que el testimonio de Cristo se ha confirmado en vosotros, 7 y así no os falta ningún don, mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. 8 Él os confirmará hasta el final, para que seáis hallados irreprochables el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, por quien fuisteis llamados a la unión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro. Comentario de 1 Co 1,3-9 San Pablo comienza esta carta primera a los corintios con el saludo habitual de presentación (vv. 1-3) y unas palabras de acción de gracias, en las que recuerda las cualidades y dones más sobresalientes de los cristianos a quienes dirige la epístola (vv. 4-9). El Apóstol ...

¡Ojalá rasgaras los cielos y bajases! (Is 63,16b-17.19b; 64,2-7)

1º domingo de Adviento – B. 1ª lectura 16b ¡Tú eres nuestro Padre! Aunque Abrahán ya no nos conozca, e Israel nos ignore, ¡Tú, Señor, eres nuestro Padre, nuestro Redentor! Tu Nombre es eterno. 17 ¿Por qué, Señor, nos hiciste vagar fuera de tus caminos, y endureciste nuestro corazón para que no te temiésemos? ¡Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus de tu heredad! 19b ¡Ojalá rasgaras los cielos y bajases! Ante ti se estremecerían las montañas. 64,2 Cuando, haciendo prodigios que no aguardábamos, descendiste, los montes se estremecieron ante Ti. 3 Nunca se oyó, ni oído escuchó, ni ojo vio a un Dios fuera de Ti, que haga tanto con quien espera en Él. 4 Tú sales al encuentro de quien se goza en hacer justicia, de los que se acuerdan de tus caminos. Te airaste, y nosotros pecamos contra ellos por largo tiempo: ¿cómo podemos ser salvos? 5 Todos nosotros somos algo inmundo, todas nuestras justicias son como paños de menstruación. Todos estamos marchitos com...

El Juicio Final (Mt 25,31-46)

Solemnidad de Cristo Rey – A. Evangelio   31 Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria y acompañado de todos los ángeles, se sentará entonces en el trono de su gloria, 32 y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, 33 y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda. 34 Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo: 35 porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis; 36 estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme». 37 Entonces le responderán los justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?; 38 ¿cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos?, 39 o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y...

Cristo, causa de nuestra resurrección (1 Co 15,20-26a.28)

Solemnidad de Cristo Rey – A . 2ª lectura 20 Ahora bien, Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primer fruto de los que mueren. 21 Porque como por un hombre vino la muerte, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su propio orden: como primer fruto, Cristo; luego, con su venida, los que son de Cristo. 24 Después llegará el fin, cuando entregue el Reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, toda potestad y poder. 25 Pues es necesario que él reine, hasta que ponga a todos los enemigos bajo sus pies. 26 Como último enemigo será destruida la muerte. 28 Y cuando le hayan sido sometidas todas las cosas, entonces también el mismo Hijo se someterá a quien a él sometió todo, para que Dios sea todo en todas las cosas. La unión de los cristianos con Cristo es tan profunda que la resurrección de Jesucristo es principio y causa de nuestra resurrección. C...

El Señor, pastor de Israel (Ez 34,11-12.15-17)

Solemnidad de Cristo Rey – A . 1ª lectura 11 Porque esto dice el Señor Dios: «Yo mismo buscaré mi rebaño y lo apacentaré. 12 Como recuenta un pastor su rebaño cuando está en medio de sus ovejas que se han dispersado, así recontaré mis ovejas y las recogeré de todos los lugares en que se dispersaron en día de niebla y oscuridad. 15 Yo mismo pastorearé mis ovejas y las haré descansar, dice el Señor Dios. 16 Buscaré a la perdida, haré volver a la descarriada, a la que esté herida la vendaré, y curaré a la enferma. Tendré cuidado de la bien nutrida y de la fuerte. Las pastorearé con rectitud». 17 A vosotros, rebaño mío, esto dice el Señor Dios: «Yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos». La imagen del pastor en la Biblia se aplica con frecuencia a los reyes (1 R 22,17), quizá a raíz de David, pastor de ovejas (1 S 17,34; Sal 78,70-72), y también al Señor (Sal 23,1-6; 80,2-3). Los profetas, en especial Jeremías, acuden a la imagen del pastor cuando hab...

Parábola de los talentos (Mt 25,14-30)

33º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 14 Porque es como un hombre que al marcharse de su tierra llamó a sus servidores y les entregó sus bienes. 15 A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno sólo: a cada uno según su capacidad; y se marchó. 16 El que había recibido cinco talentos fue inmediatamente y se puso a negociar con ellos y llegó a ganar otros cinco. 17 Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue, hizo un agujero en la tierra y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo, regresó el amo de dichos servidores e hizo cuentas con ellos. 20 Cuando se presentó el que había recibido los cinco talentos, entregó otros cinco diciendo: «Señor, cinco talentos me entregaste; mira, he ganado otros cinco talentos». 21 Le respondió su amo: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor». 22 Se presentó también el que había recibido...

Estemos vigilantes (1 Ts 5,1-6)

33º domingo del Tiempo ordinario – A . 2ª lectura 1 Sobre el tiempo y el momento, hermanos, no necesitáis que os escriba, 2 porque vosotros mismos sabéis muy bien que el día del Señor vendrá como un ladrón en la noche. 3 Así pues, cuando clamen: «Paz y seguridad», entonces, de repente, se precipitará sobre ellos la ruina —como los dolores de parto de la que está encinta—, sin que puedan escapar. 4 Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, de modo que ese día os sorprenda como un ladrón; 5 pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos en vela y mantengámonos sobrios. «El día del Señor» es una fór­mula que aparece varias veces en la Sagrada Escritura referida a ese momento en el que Dios intervendrá de modo decisivo e inapelable. Según San Pablo y otros escritos del Nuevo Testamento es el día del Juicio Universal, cuando Cristo aparecerá en plenitud de gloria...

La mujer fuerte (Pr 31,10-13.19-20.30-31)

33º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura 10 Una mujer fuerte ¿quién la encontrara? Vale mucho más que las perlas. 11 En ella confía el corazón de su marido, y no le faltará ganancia. 12 Le procura bien y no mal todos los días de la vida. 13 Busca lana y lino y trabaja con diligencia. 19 Aplica sus manos a la rueca, sus palmas empuñan el huso. 20 Abre su palma al indigente, y extiende su mano al pobre. 30 Falaz es la gracia y vana la hermosura, la mujer que teme al Señor será alabada. 31 Dadle el fruto de sus manos, y que sus obras la alaben en las puertas. El libro de los Proverbios se cierra con este hermoso poema acróstico (la primera letra de cada uno de sus versos corresponde a las del alfabeto hebreo según su orden desde el principio hasta el final) acerca de las cualidades que adornan a la esposa ideal en el ámbito de una familia rural del antiguo Israel. Muy probablemente tiene valor simbólico. El prólogo del libro había prese...

Velad, porque no sabéis el día ni la hora (Mt 25,1-13)

32º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 1 Entonces el Reino de los Cielos será como diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes; 3 pero las necias, al tomar sus lámparas, no llevaron consigo aceite; 4 las prudentes, en cambio, junto con las lámparas llevaron aceite en sus alcuzas. 5 Como tardaba en venir el esposo, les entró sueño a todas y se durmieron. 6 A medianoche se oyó una voz: «¡Ya está aquí el esposo! ¡Salid a su encuentro!» 7 Entonces se levantaron todas aquellas vírgenes y aderezaron sus lámparas. 8 Y las necias les dijeron a las prudentes: «Dadnos aceite del vuestro porque nuestras lámparas se apagan». 9 Pero las prudentes les respondieron: «Mejor es que vayáis a quienes lo venden y compréis, no sea que no alcance para vosotras y nosotras». 10 Mientras fueron a comprarlo vino el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta. 11 Luego llega...

La resurrección de los muertos (1 Ts 4,13-18)

32º domingo del Tiempo ordinario – A . 2ª lectura 13 No queremos, hermanos, que ignoréis lo que se refiere a los que han muerto, para que no os entristezcáis como esos otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera también Dios, por medio de Jesús, reunirá con Él a los que murieron. 15 Así pues, como palabra del Señor, os transmitimos lo siguiente: nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la venida del Señor, no nos anticiparemos a los que hayan muerto; 16 porque, cuando la voz del arcángel y la trompeta de Dios den la señal, el Señor mismo descenderá del cielo, y resucitarán en primer lugar los que murieron en Cristo; 17 después, nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados a las nubes junto con ellos al encuentro del Señor en los aires, de modo que, en adelante estemos siempre con el Señor. 18 Por tanto, animaos mutuamente con estas palabras. «Los que han muerto» (v. 13). Literalmente, «los que duerme...