Ir al contenido principal

Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro (Is 22,19-23)

21º domingo del Tiempo ordinario – A . 1ª lectura
Así dice el Señor a Sebná, mayordomo de palacio:
19 Te depondré de tu cargo,
te derrocaré de tu puesto.
20 Aquel día
llamaré a mi siervo Eliaquim, hijo de Jilquías.
21 Lo revestiré con tu túnica,
le ceñiré con tu cinturón,
pondré en su mano tu poder,
y será un padre para los habitantes de Jerusalén
y para la casa de Judá.
22 Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro:
abrirá y no habrá quien cierre,
cerrará y no habrá quien abra.
23 Lo hincaré como clavo en sitio firme,
y será un trono de gloria para la casa de su padre.
Sebná era un importante funcionario de la corte real, que es también mencionado en otros textos (Is 36,3.11.22; 37,2 y 2 R 18,26.37; 19,2). Quizá fue un extranjero que, después de gozar de gran predicamento en el palacio de Ezequías, fue desplazado y sustituido por Eliaquim. Isaías le reprocha a Sebná su afán de ostentación (v. 16) y le anuncia su destitución (vv. 17-19.25). Su sucesor, Eliaquim, hijo de Jilquías (vv. 20-24), será quien el 701 a.C., durante el asedio asirio de Jerusalén, conducirá la delegación encargada por el rey de negociar con las fuerzas enemigas (cfr 2 R 18,18-19,2).
Cualesquiera que fueran las circunstancias históricas en que se pronunció el oráculo, las palabras del v. 22 tuvieron notable resonancia en el Nuevo Testamento. La primera parte del versículo evoca las palabras de Jesús a Pedro al darle «las llaves del Reino» (Mt 16,19). En este sentido puede ser útil recordar que el mayordomo de palacio era el que, como representante del rey, cada día abría y cerraba la vida administrativa del pueblo. El texto de la segunda parte de ese mismo versículo es aplicado en el Apocalipsis al Mesías, «el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de David» (Ap 3,7), porque Jesús, el Mesías, como nuevo David abre las puertas del cielo. La liturgia de la Iglesia, entre las célebres «antífonas de la O» previas a la Navidad, canta a Cristo bajo este título mesiánico: «Llave de David y cetro de la casa de Israel, Tú, que reinas sobre el mundo, ven a libertar a los que en tinieblas te esperan» (Liturgia de las Horas, Antífona de Vísperas del 20 de diciembre).

Comentarios

Entradas más visitadas de este blog

Comed, que sobrará (2 R 4,42-44)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. 1ª lectura 42 Vino un hombre de Baal-Salisá y trajo al hombre de Dios pan de las primicias, veinte panes de cebada y trigo nuevo en su alforja. Y dijo Eliseo: —Dadlo a la gente para que coma. 43 Pero su administrador replicó: —¿Qué voy a dar con esto a cien hombres? Le respondió: —Dáselo a la gente y que coman, porque así dice el Señor: «Comed, que sobrará». 44 Él les sirvió; comieron y sobró conforme a la palabra del Señor. Baal-Salisá estaba situada a unos 25 km. al oeste de Guilgal. Puesto que el pan de las primicias estaba destinado a Dios (cfr Lv 23,17-18) aquel hombre se lo ofrece a Eliseo como profeta del Señor; pero éste, dada la carestía existente, quiere compartirlo. Es probable que esos cien hombres pertenecieran a los círculos proféticos con los que vivía Eliseo. Eliseo da la orden de repartir el pan, a la vez que pronuncia el oráculo que ha recibido de Dios (v. 43), y el prodigio se realiza. También Jesucristo obr

La multiplicación de los panes (Jn 6,1-15)

17º domingo del Tiempo ordinario – B. Evangelio 1 Después de esto partió Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, el de Tiberíades. 2 Le seguía una gran muchedumbre porque veían los signos que hacía con los enfermos. 3 Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. 4 Pronto iba a ser la Pascua , la fiesta de los judíos. 5 Jesús, al levantar la mirada y ver que venía hacia él una gran muchedumbre, le dijo a Felipe: —¿Dónde vamos a comprar pan para que coman éstos? 6 —lo decía para probarle, pues él sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe le respondió: —Doscientos denarios de pan no bastan ni para que cada uno coma un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 —Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es esto para tantos? 10 Jesús dijo: —Mandad a la gente que se siente —había en aquel lugar hierba abundante. Y se sentaron un total de unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó los panes y, desp

Pecado y arrepentimiento de David (2 S 12,7-10.13)

11º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 7 Dijo entonces Natán a David: —Tú eres ese hombre. Así dice el Señor, Dios de Is­rael: «Yo te he ungido como rey de Israel; Yo te he librado de la mano de Saúl; 8 te he entregado la casa de tu señor y he puesto en tu regazo las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y, por si fuera poco, voy a añadirte muchas cosas más. 9 ¿Por qué has despreciado al Señor, haciendo lo que más le desagrada? Has matado a espada a Urías, el hitita; has tomado su mujer como esposa tuya y lo has matado con la espada de los amonitas. 10 Por todo esto, por haberme despreciado y haber tomado como esposa la mujer de Urías, el hitita, la espada no se apartará nunca de tu casa». 13 David dijo a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán le respondió: —El Señor ya ha perdonado tu pecado. No morirás. En el párrafo anterior a éste, Natán acaba de interpelar a David con una de las parábolas más bellas del Antiguo Testamento provoca