25º domingo del Tiempo ordinario – B.
2ª lectura
16 Porque
donde hay celos y rencillas, allí hay desorden y toda clase de malas obras. 17
En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, y
además pacífica, indulgente, dócil, llena de misericordia y de buenos frutos,
imparcial, sin hipocresía. 18 Los que promueven la paz siembran con
la paz el fruto de la justicia.
4,1 ¿De
dónde proceden las guerras y las peleas entre vosotros? ¿Acaso no provienen de
vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y
no tenéis; matáis y tenéis envidia, y no podéis conseguir nada; lucháis y os
hacéis la guerra. No tenéis porque no pedís. 3 Pedís y no obtenéis,
porque pedís mal, para derrochar en vuestros placeres.
Frente a la falsa sabiduría del mundo, la verdadera sabiduría (cfr 1
Co 1,18-3,3) produce frutos de mansedumbre, misericordia y paz (cfr Mt 5,5.7.9;
Ga 5,22).
En contraste con lo que acaba de exponer (cfr 3,17-18), Santiago se
refiere a las discordias y altercados entre cristianos que dificultan y
perturban la
convivencia. Enumera las causas principales: codicia y
envidia (vv. 1-3); amor desordenado a las cosas del mundo, orgullo y soberbia
(vv. 4-10); y, como resultado, la murmuración y la maledicencia (vv. 11-12).
Comentarios