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Mostrando entradas de octubre, 2022

El Señor no es Dios de muertos, sino de vivos (Lc 20,27-38)

32º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 27 Se le acercaron algunos de los saduceos —que niegan la resurrección— y le preguntaron: 28 —Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si muere el hermano de alguien dejando mujer, sin haber tenido hijos, su hermano la tomará por mujer y dará descendencia a su hermano. 29 Pues bien, eran siete hermanos. El primero tomó mujer y murió sin hijos. 30 Lo mismo el segundo. 31 También el tercero la tomó por mujer. Los siete, de igual manera, murieron sin dejar hijos. 32 Después murió también la mujer. 33 Entonces, en la resurrección, la mujer ¿de cuál de ellos será esposa?, porque los siete la tuvieron como esposa. 34 Jesús les dijo: —Los hijos de este mundo, ellas y ellos, se casan; 35 sin embargo, los que son dignos de alcanzar el otro mundo y la resurrección de los muertos, no se casan, ni ellas ni ellos. 36 Porque ya no pueden morir otra vez, pues son iguales a los ángeles e hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37 Que los muer...

Que la palabra del Señor avance con rapidez y alcance la gloria (2 Ts 2,16—3,5)

32º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 16 Que nuestro Señor Jesucristo, y Dios nuestro Padre, que nos amó y gratuitamente nos concedió un consuelo eterno y una feliz esperanza, 17 consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena. 3,1 Por lo demás, hermanos, orad por nosotros para que la palabra del Señor avance con rapidez y alcance la gloria, como ya sucede entre vosotros, 2 y para que nos libremos de los hombres perversos y malvados: pues no todos tienen fe. 3 Pero el Señor sí que es fiel y Él os mantendrá firmes y os guardará del Maligno. 4 En cuanto a vosotros, tenemos la confianza en el Señor de que cumplís y que seguiréis cumpliendo lo que os ordenamos. 5 Que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y la paciencia de Cristo. «El Apóstol (...) —comenta San Juan Crisóstomo— los anima ahora a ofrecer oraciones a Dios por él, pero no para que Dios lo exima de los peligros que debe afrontar —pues éstos son consecuencia inevitabl...

Los siete hermanos macabeos (2M 7,1-2.9-14)

32º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 1 Sucedió que siete hermanos, que habían sido detenidos con su madre, eran obligados por el rey a comer carne de cerdo prohibida, flagelándoles con látigos y vergajos. 2 Uno de ellos, haciendo de portavoz, habló así: —¿Qué quieres preguntarnos o saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que transgredir las leyes de nuestros padres. El segundo, 9 estando en el último suspiro dijo: —Tú, malvado, nos borras de la vida presente, pero el rey del mundo nos resucitará a una vida nueva y eterna a quienes hemos muerto por sus leyes. 10 Después de éste comenzó a ser torturado el tercero, y, cuando se lo mandaron, sacó inmediatamente la lengua y extendió voluntariamente las manos. 11 Y dijo con dignidad: —De Dios he recibido estos miembros, y, por sus leyes, los desprecio; pero espero obtenerlos nuevamente de Él. 12 De esta forma el rey mismo y los que le acompañaban quedaron admirados de la valentía del joven, como si no...

Zaqueo (Lc 19,1-10)

31º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 1 Entró en Jericó y atravesaba la ciudad. 2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos y rico. 3 Intentaba ver a Jesús para conocerle, pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era pequeño de estatura. 4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, porque iba a pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó al lugar, levantando la vista, le dijo: —Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede en tu casa. 6 Bajó rápido y lo recibió con alegría. 7 Al ver esto, todos murmuraban diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un pecador. 8 Pero Zaqueo, de pie, le dijo al Señor: —Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he defraudado en algo a alguien le devuelvo cuatro veces más. 9 Jesús le dijo: —Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también éste es hijo de Abrahán; 10 porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. El episodio ilustra la m...

Nos os alarméis como si fuera inminente el día del Señor (2Ts 1,11–2,2)

31º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 11 También por eso oramos en todo momento por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de su vocación, y con su poder haga realidad todos vuestros deseos de hacer el bien y de practicar la fe, 12 para que así el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. 2,1 En cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestro encuentro con él, os rogamos, hermanos, 2 que no se inquiete fácilmente vuestro ánimo ni os alarméis: ni por revelaciones, ni por rumores, ni por alguna carta que se nos atribuya, como si fuera inminente el día del Señor. La frase «según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo» (v. 12) admite otra posible traducción del griego: «Según la gracia de nuestro Dios y Señor Jesucristo». En este segundo caso estaríamos ante una confesión de fe en la divinidad de Jesucristo: Cristo, Dios y Señor. Esta expresión, que s...

Señor, amigo de la vida (Sb 11,22–12,2)

31º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 22 Ante ti el universo entero es como mota de polvo en la balanza, como gota de rocío mañanero que baja a la tierra. 23   Pero te apiadas de todos, porque todo lo puedes; no miras los pecados de los hombres a fin de que se conviertan. 24   Amas a todos los seres y no odias nada de lo que hiciste; porque si odiaras algo, no lo hubieras dispuesto. 25   ¿Cómo podría permanecer algo, si Tú no lo quisieras? ¿Cómo podría conservarse algo que Tú no llamaras? 26   Tú perdonas a todos, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. 12,1    Tu aliento incorruptible está en todas las cosas. 2 Por eso corriges poco a poco a los que caen; los corriges recordándoles sus pecados, para que se aparten del mal y crean en ti, Señor. La reflexión y enseñanza del amor y misericordia de Dios por todos los seres creados no son, evidentemente, nuevos del libro de la Sabiduría (ver Os 6,4-6; Jon 3,1-...

El fariseo y el publicano (Lc 18,9-14)

30º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 9 Dijo también esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos teniéndose por justos y despreciaban a los demás: 10 —Dos hombres subieron al Templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. 11 El fariseo, quedándose de pie, oraba para sus adentros: «Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano. 12 Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo». 13 Pero el publicano, quedándose lejos, ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy un pecador». 14 Os digo que éste bajó justificado a su casa, y aquél no. Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado. La oración, además de ser perseverante, tiene que ser humilde. Es lo que enseña esta parábola: «¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y...

El galardón de la fidelidad (2 Tm 4,6-8.16-18)

30º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 6 Yo estoy a punto de derramar mi sangre en sacrificio, y el momento de mi partida es inminente. 7 He peleado el noble combate, he alcanzado la meta, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está reservada la merecida corona que el Señor, el Justo Juez, me entregará aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han deseado con amor su venida. 16 Nadie me apoyó en mi primera defensa, sino que todos me abandonaron: ¡que no les sea tenido en cuenta! 17 Pero el Señor me asistió y me fortaleció para que, por medio de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles. Y fui librado de la boca del león. 18 El Señor me librará de toda obra mala y me salvará para su reino celestial. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Al considerar la proximidad del final de su vida, Pablo manifiesta que la muerte es una ofrenda a Dios, semejante a las libaciones que se hacían sobre los sacrificios. Presenta la...

La oración del humilde traspasa las nubes (Si 35,12-14.16-18)

30º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 12  El Señor es juez, y en Él no cuenta la categoría de las personas, 13 ni hace acepción de personas contra el pobre, pero, en cambio, escucha la plegaria del oprimido. 14 No desestima la súplica del huérfano, ni de la viuda, cuando se desahoga en lamentos. 16 El que sirve a Dios será escuchado con benevolencia, su plegaria subirá hasta las nubes. 17 La oración del humilde traspasa las nubes, y hasta que no alcanza su fin no se contenta, 18   ni desiste hasta que el Altísimo la atienda, y haga justicia a los justos dictando sentencia. El Sirácida dice quién es Dios —un buen pagador, juez justo, que retribuye a cada uno según sus obras— y quién es el escuchado por Dios: el que da con generosidad, el oprimido, el huérfano y la viuda, el que le sirve, el humilde. La mayor parte de estas cualidades —tanto las de Dios como las de quien se dirige a Él— las ve el lector del Nuevo Testamento compendia...