28º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 11 Al ir de camino a Jerusalén, atravesaba los confines de Samaría y Galilea; 12 y, cuando iba a entrar en un pueblo, le salieron al paso diez leprosos, que se detuvieron a distancia 13 y le dijeron gritando: —¡Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros! 14 Al verlos, les dijo: —Id y presentaos a los sacerdotes. Y mientras iban quedaron limpios. 15 Uno de ellos, al verse curado, se volvió glorificando a Dios a gritos, 16 y fue a postrarse a sus pies dándole gracias. Y éste era samaritano. 17 Ante lo cual dijo Jesús: —¿No son diez los que han quedado limpios? Los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero? 19 Y le dijo: —Levántate y vete; tu fe te ha salvado. Comentario a Lucas 17,11-19 Según la Ley de Moisés (Lv 13,45-46...
28º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 8 Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos, descendiente de David, como predico en mi evangelio, 9 por el que estoy sufriendo hasta verme entre cadenas como un malhechor: ¡pero la palabra de Dios no está encadenada! 10 Por eso, todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación, que está en Cristo Jesús, junto con la gloria eterna. 11 Podéis estar seguros: Si morimos con él, también viviremos con él; 12 si perseveramos, también reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará; 13 si no somos fieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo. Comentario a 2 Timoteo 2,8-13 Los padecimientos de Pablo, encarcelado por predicar el Evangelio, son un título de gloria, pues en el martirio el discípulo se asemeja al Maestro...