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La puerta angosta (Lc 13,22-30)

21º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 22 Jesús recorría ciudades y aldeas enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. 23 Y uno le dijo: —Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les contestó: 24 —Esforzaos para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os digo, intentarán entrar y no podrán. 25 Una vez que el dueño de la casa haya entrado y haya cerrado la puerta, os quedaréis fuera y empezaréis a golpear la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos». Y os responderá: «No sé de dónde sois». 26 Entonces empezaréis a decir: «Hemos comido y hemos bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas». 27 Y os dirá: «No sé de dónde sois; apartaos de mí todos los servidores de la iniquidad». 28 Allí habrá llanto y rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán y a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras que vosotros sois arrojados fuera. 29 Y vendrán de oriente y de occidente y del norte y del sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. 30 Pues hay úl...
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El Señor corrige al que ama (Hb 12,5-7.11-13)

21º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 5 Habéis olvidado la exhortación dirigida a vosotros como a hijos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando Él te reprenda; 6 porque el Señor corrige al que ama y azota a todo aquel que reconoce como hijo. 7 Lo que sufrís sirve para vuestra corrección. Dios os trata como a hijos, ¿y qué hijo hay a quien su padre no corrija? 11 Toda corrección, al momento, no parece agradable sino penosa, pero luego produce fruto apacible de justicia en los que en ella se ejercitan. 12 Por lo tanto, levantad las manos caídas y las rodillas debilitadas, 13 y dad pasos derechos con vuestros pies, para que los miembros cojos no se tuerzan, sino más bien se curen. Comentario a Hebreos 12,5-13 Siguiendo el ejemplo de Jesús —que dio su vida por nuestros pecados, entregándola hasta la muer...

Vendrán a Jerusalén de todas las naciones (Is 66,18-21)

21º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 18 Yo, que conozco sus obras y sus pensamientos, vendré para reunir a todas las naciones y lenguas, que vendrán y verán mi gloria. 19 Pondré en ellos una señal y enviaré los supervivientes de ellos a las naciones, a Tarsis, Put, Lud, Mésec, Ros, Tubal y Yaván, a las islas remotas, que no oyeron hablar de mí ni vieron mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria a las naciones. 20 Traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones, como ofrenda al Señor, a caballo y en carros, en literas, en mulos y dromedarios a mi monte santo, a Jerusalén —dice el Señor—, del mismo modo que los hijos de Israel traen la oblación en recipientes puros al Templo del Señor. 21 Y tomaré también de entre ellos sacerdotes y levitas —dice el Señor—. Comentario a Isaías 66,18-21 El ...