Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Lucas

El rico insensato (Lc 12,13-21)

18º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 13 Uno de entre la multitud le dijo: —Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo. 14 Pero él le respondió: —Hombre, ¿quién me ha constituido juez o encargado de repartir entre vosotros? 15 Y añadió: —Estad alerta y guardaos de toda avaricia; porque aunque alguien tenga abundancia de bienes, su vida no depende de lo que posee. 16 Y les propuso una parábola diciendo: —Las tierras de cierto hombre rico dieron mucho fruto. 17 Y se puso a pensar para sus adentros: «¿Qué puedo hacer, ya que no tengo dónde guardar mi cosecha?» 18 Y se dijo: «Esto haré: voy a destruir mis graneros, y construiré otros mayores, y allí guardaré todo mi trigo y mis bienes. 19 Entonces le diré a mi alma: “Alma, ya tienes muchos bienes almacenados para muchos años. Descansa, co...

Padre nuestro (Lc 11,1-13)

17º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 1 Estaba haciendo oración en cierto lugar. Y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: —Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. 2 Él les respondió: —Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino; 3  sigue dándonos cada día nuestro pan cotidiano; 4  y perdónanos nuestros pecados, puesto que también nosotros perdonamos a todo el que nos debe; y no nos pongas en tentación. 5 Y les dijo: —¿Quién de vosotros que tenga un amigo y acuda a él a media noche y le diga: «Amigo, préstame tres panes, 6 porque un amigo mío me ha llegado de viaje y no tengo qué ofrecerle», 7 le responderá desde dentro: «No me molestes, ya está cerrada la puerta; los míos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos»? 8 Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su impertinencia se levantará para darle cuanto necesite. 9 Así pues, yo os digo: ...

Marta y María (Lc 10,38-42)

16º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 38 Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa. 39 Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. 40 Pero Marta andaba afanada con numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude. 41 Pero el Señor le respondió: —Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. 42 Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada. El evangelio nos habla en varias ocasiones (cfr Jn 11,1-45; 12,1-10) de estos tres hermanos —Lázaro, Marta y María— con los que Jesús tenía un trato de amistad. Las palabras de Jesús no son tanto un reproche a Marta como un elogio encendido de la actitud de María, que escucha la palabra del Señor: «Aquélla se agitaba, ésta se alimentaba; aquélla disponía much...

El buen samaritano (Lc 10,25-37)

15º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 25 Entonces un doctor de la Ley se levantó y dijo para tentarle: —Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? 26 Él le contestó: —¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees tú? 27 Y éste le respondió: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: —Has respondido bien: haz esto y vivirás. 29 Pero él, queriendo justificarse, le dijo a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? 30 Entonces Jesús, tomando la palabra, dijo: —Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos salteadores que, después de haberle despojado, le cubrieron de heridas y se marcharon, dejándolo medio muerto. 31 Bajaba casualmente por el mismo camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. 32 Igualmente, un levita llegó cerca de aquel lugar y, al verlo, también pasó de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje se llegó hasta...

Misión de los setenta y dos discípulos (Lc 10, 1-12.17-20)

14º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 1 Después de esto designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. 2 Y les decía: —La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies. 3 Id: mirad que yo os envío como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias, y no saludéis a nadie por el camino. 5 En la casa en que entréis decid primero: «Paz a esta casa». 6 Y si allí hubiera algún hijo de la paz, descansará sobre él vuestra paz; de lo contrario, retornará a vosotros. 7 Permaneced en la misma casa comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja merece su salario. No vayáis de casa en casa. 8 Y en la ciudad donde entréis y os reciban, comed ...

Dadles vosotros de comer (Lc 9,11b-17)

Corpus Christi – C. Evangelio 11b Jesús les hablaba del Reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad. 12 Empezaba a declinar el día, y se acercaron los doce para decirle: —Despide a la muchedumbre, para que se vayan a los pueblos y aldeas de alrededor, a buscar albergue y a proveerse de alimentos; porque aquí estamos en un lugar desierto. 13 Él les dijo: —Dadles vosotros de comer. Pero ellos dijeron: —No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para todo este gentío 14 —había unos cinco mil hombres. Entonces les dijo a sus discípulos: —Hacedlos sentar en grupos de cincuenta. 15 Así lo hicieron, y acomodaron a todos. 16 Tomando los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo y pronunció la bendición sobre ellos, los partió y empezó a dárselos a sus discípu...

Vosotros sois testigos (Lc 24,46-53)

Ascensión del Señor – C. Evangelio 46 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —Así está escrito: que el Cristo tiene que padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día, 47 y que se predique en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las gentes, comenzando desde Jerusalén. 48 Vosotros sois testigos de estas cosas. 49 Y sabed que yo os envío al que mi Padre ha prometido. Vosotros permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de la fuerza de lo alto. 50 Los sacó hasta cerca de Betania y levantando sus manos los bendijo. 51 Y mientras los bendecía, se alejó de ellos y comenzó a elevarse al cielo. 52 Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran alegría. 53 Y estaban continuamente en el Templo bendiciendo a Dios. Comentario a Lucas 24,46-53 En estas últimas palabras del Señor en el Evangelios de San Lucas se compendia todo lo que desarrollará después en el libro de los Hechos de los Apóstoles : está en el designio de Dios la predicación ...

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (Lc 22,14 – 23,56)

Domingo de Ramos – C. Evangelio 23,32 Llevaban también con él a dos malhechores para matarlos. 33 Cuando llegaron al lugar llamado «Calavera», le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: —Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. Y se repartieron sus ropas echando suertes. 35 El pueblo estaba mirando, y los jefes se burlaban de él y decían: —Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido. 36 Los soldados se burlaban también de él; se acercaban y ofreciéndole vinagre 37 decían: —Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Encima de él había una inscripción: «Éste es el Rey de los judíos». 39 Uno de los malhechores crucificados le injuriaba diciendo: —...

Entrada del Mesías en la Ciudad Santa (Lc 19,28-40)

Domingo de Ramos. Procesión – C 28 Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén. 29 Y cuando se acercó a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos discípulos, 30 diciendo: —Id a la aldea que está enfrente; al entrar en ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no ha montado nadie; desatadlo y traedlo. 31 Y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, le responderéis esto: «Porque el Señor lo necesita». 32 Los enviados fueron y lo encontraron tal como les había dicho. 33 Al desatar el borrico sus amos les dijeron: —¿Por qué desatáis el borrico? 34 —Porque el Señor lo necesita —contestaron ellos. 35 Se lo llevaron a Jesús. Y echando sus mantos sobre el borrico hicieron montar a Jesús. 36 Según él avanzaba extendían sus mantos p...

El hijo pródigo (Lc 15,1-3.11-32)

  4º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. 2 Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: —Éste recibe a los pecadores y come con ellos. 3 Entonces les propuso esta parábola: 11 —Un hombre tenía dos hijos. 12 El más joven de ellos le dijo a su padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde». Y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, el hijo más joven lo recogió todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. 14 Después de gastarlo todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. 15 Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; 16 le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se las daba. 17 Recapacitando, se dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi pad...

Dar fruto (Lc 13,1-9)

3º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Estaban presentes en aquel momento unos que le contaban lo de los galileos, cuya sangre mezcló Pilato con la de sus sacrificios. 2 Y en respuesta les dijo: —¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los galileos, porque padecieron tales cosas? 3 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que vivían en Jerusalén? 5 No, os lo aseguro; pero si no os convertís, todos pereceréis igualmente. 6 Les decía esta parábola: —Un hombre tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar en ella fruto y no lo encontró. 7 Entonces le dijo al viñador: «Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en e...

La Transfiguración de Jesús (Lc 9,28b-36)

2º domingo de Cuaresma – C. Evangelio 28 Unos ocho días después de estas palabras, se llevó con él a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a un monte para orar. 29 Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y muy brillante. 30 En esto, dos hombres comenzaron a hablar con él: eran Moisés y Elías 31 que, aparecidos en forma gloriosa, hablaban de la salida de Jesús que iba a cumplirse en Jerusalén. 32 Pedro y los que estaban con él se encontraban rendidos por el sueño. Y al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban a su lado. 33 Cuando éstos se apartaron de él, le dijo Pedro a Jesús: —Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías —pero no sabía lo que decía. 34 Mientras así hablaba, se formó una nube y los cubrió con su sombra. Al entrar ellos en la nube, se atemorizaron. 35 Y se oyó una voz desde la nube que decía: —Éste es mi Hijo, el elegido: escuchadle. 36 Cuando sonó l...

Las tentaciones de Jesús (Lc 4,1-13)

1º domingo de Cuaresma –C. Evangelio 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, 2 donde estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada en estos días, y al final sintió hambre. 3 Entonces le dijo el diablo: —Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. 4 Y Jesús le respondió: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre. 5 Después el diablo lo llevó a un lugar elevado y le mostró todos los reinos de la superficie de la tierra en un instante 6 y le dijo: —Te daré todo este poder y su gloria, porque me han sido entregados y los doy a quien quiero. 7 Por tanto, si me adoras, todo será tuyo. 8 Y Jesús le respondió: —Escrito está: Adorarás al Señor tu Dios y solamente a Él darás culto. 9 Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso sobre el pináculo del Templo 10 y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo, porque escrito está: Dará órdenes a sus ángeles sobre ti para que ...

De lo que rebosa el corazón, habla la boca (Lc 6,39-45)

8º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 39 Les dijo también una parábola: — ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo por encima del maestro; todo aquel que esté bien instruido podrá ser como su maestro. 41 ¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que saque la mota que hay en tu ojo», no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita: saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad cómo sacar la mota del ojo de tu hermano. 43 Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé buen fruto. 44 Pues cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos de los espinos, ni se vendimian ...