Ir al contenido principal

Dad al César lo que es del César (Mt 22,15-21)

29º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio
15 Entonces los fariseos se retiraron y se pusieron de acuerdo para ver cómo podían cazarle en alguna palabra. 16 Y le enviaron a sus discípulos, con los herodianos, a que le preguntaran:
—Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas de verdad el camino de Dios, y que no te dejas llevar por nadie, pues no haces acepción de personas. 17 Dinos, por tanto, qué te parece: ¿es lícito dar tributo al César, o no?
18 Conociendo Jesús su malicia, respondió:
—¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Enseñadme la moneda del tributo.
Y ellos le mostraron un denario.
20 Él les dijo:
—¿De quién es esta imagen y esta inscripción?
21 —Del César —contestaron.
Entonces les dijo:
—Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
22 Al oírlo se quedaron admirados, lo dejaron y se fueron.
Los herodianos eran partidarios de la política de la dinastía de Herodes: frente a la dominación romana directa —y, obviamente, también ante los impuestos directos— ejercida por un gobernador, preferían la mediación de un príncipe local que fuera quien pagara parte de los impuestos a Roma. En cuestiones religiosas, compartían las ­ideas materialistas de los saduceos. Los fariseos, por su parte, eran meticulosos cumplidores de la Ley, y consideraban el dominio romano como una usurpación. Sus diferencias con los herodianos eran radicales. Pero unos y otros se unen para conspirar contra Jesús. La pregunta era difícil y la respuesta comprometida. Jesús contesta con una profundidad que es, al mismo tiempo, del todo fiel a la predicación que ha venido haciendo del Reino de Dios: dar al César lo que le corresponde, sin dejar de dar también a Dios lo que le pertenece. Estas palabras han sido fuente para la doctrina de la Iglesia sobre la potestad de los gobiernos, que gestionan el bien común temporal, y la potestad de la Iglesia en la gestión del bien espiritual. Como ambos gobiernos son independientes en el ámbito de sus competencias, si los fieles, en ejercicio de su libertad, eligen una determinada solución para los asuntos de carácter temporal «recuerden que en tales casos a nadie le está permitido reivindicar en exclusiva la autoridad de la Iglesia a favor de su opinión» (Conc. Vaticano II, Gaudium et spes, n. 43). Jesús, con su respuesta, reconoció el poder civil y sus derechos, el cumplimiento fiel de los deberes cívicos sin menoscabo de los derechos superiores de Dios (cfr Conc. Vaticano II, Dignitatis humanae, n. 11).

Comentarios

Entradas más visitadas de este blog

Himno a la caridad (1 Co 12,31—13,13)

4º domingo del Tiempo ordinario – C. 2ª lectura 12,31 Aspirad a los carismas mejores. Sin embargo, todavía os voy a mostrar un camino más excelente. 13,1 Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, sería como el bronce que resuena o un golpear de platillos. 2 Y aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tuviera tanta fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, no sería nada. 3 Y aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo para dejarme quemar, si no tengo caridad, de nada me aprovecharía. 4 La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, 5 no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, 6 no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; 7 todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 La caridad n...

Denuncia de los explotadores (Am 8,4-7)

25º domingo del Tiempo ordinario – C. 1ª lectura 4 Escuchad esto, los que explotáis al pobre para acabar con los humildes del país; 5 los que decís: «¿Cuándo pasará la luna nueva para que vendamos el grano; y el sábado, para que abramos el mercado del trigo, achicando las medidas, aumentando el precio, pesando con balanzas falsas, 6 comprando al desvalido por dinero, y al pobre por un par de sandalias, y vendamos hasta el salvado?». 7 El Señor ha jurado por la soberbia de Jacob: ¡No olvidaré jamás ninguna de sus obras! Comentario a Amós 8,4-7 La cuarta visión de Amós, la de las frutas maduras, que precede inmediatamente a este texto (vv. 1-3), introduce esta denuncia de injusticias (vv. 4-8) y abre el camino a una nueva descripción del «día del Señor» (vv. 9-14). Las tres cosas están muy relacionadas. En la...

Un Dios que perdona (Lc 15,1-32)

24º domingo del Tiempo ordinario – C. Evangelio 1 Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. 2 Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: —Éste recibe a los pecadores y come con ellos. 3 Entonces les propuso esta parábola: 4 —¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y sale en busca de la que se perdió hasta encontrarla? 5 Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, 6 y, al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: «Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió». 7 Os digo que, del mismo modo, habrá en el cielo mayor alegría por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión. 8 ¿O qué mujer, si tiene diez dracmas y pierde una, no enciende una luz y barre la casa y busca cuidadosa...