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La creación será liberada de la esclavitud de la corrupción (Rm 8,18-23)

15º domingo del Tiempo ordinario – A . 2ª lectura
18 Porque estoy convencido de que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria futura que se va a manifestar en nosotros.
19 En efecto, la espera ansiosa de la creación anhela la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación se ve sujeta a la vanidad, no por su voluntad, sino por quien la sometió, con la esperanza 21 de que también la misma creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Pues sabemos que la creación entera gime y sufre con dolores de parto hasta el momento presente. 23 Y no sólo ella, sino que nosotros, que poseemos ya los primeros frutos del Espíritu, también gemimos en nuestro interior aguardando la adopción de hijos, la redención de nuestro cuerpo.
En continuidad con la enseñanza de los profetas que anunciaban unos «nuevos cielos y una tierra nueva» (Is 65,17; 66,22), Pablo amplía la liberación obrada por Cristo a la creación material (vv. 19-22). Ésta se encontraba «sujeta a la vanidad» (v. 20), es decir, estaba corrompida a causa del pecado de Adán (Gn 3,17-19; 5,29). Pues bien, como un desarrollo del contraste entre Cristo y Adán (cfr 5,12-21), Pablo entiende que la libe­ración del cosmos es consecuencia de la liberación del hombre. Aunque toda­vía no vemos sus efectos con claridad, aguardamos a que se cumplan, asistidos por el Espíritu que acude en ayuda de nuestra flaqueza (Cfr 8,23-27).

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